Inicio El programa Secciones Realizadores Preguntenos Escríbanos
99.1
.

Cuando narra el ahijado de Willy Vinasco hay que hacer silencio
Nicolás Samper
Disfrute en exclusiva de la locución completa del ahijado de Willy Vinasco Ch

Decidió abrir un paquete de papas Súper Ricas y dejar a un lado el jugo de naranja Tampico al lado de una bolsa amarilla, como esas que daban en el mercado del calzado de Unicentro, de esas amarillas con manijas de plástico negras. El estadio estaba mudo hasta que él, en su grandeza e inocencia, rompió el sepulcral mutismo: “ESTE MINUTO DE SILENCIO ES PARA MI AMIGO ALBEIRO USURIAGA”.La gente lo miró como si estuviera loco.

Dos mujeres, muy bonitas, hacían la típica cara de ¿pero-quién-se-atreve-a-pronunciar-palabra-en-un-momento-como-este? Y no dejaron de mirarlo mal durante todo el aguacero que mezcló entre la borrasca un enfrentamiento entre el Chicó y el América.

Tal vez ellas pensaban que el hombre apoyaba su grito herido y destemplado en la partida de un ídolo, pero ah, ¡qué equivocadas estaban esas mujeres! tan lindas y tan poco pendientes de lo que pasa dentro de una cancha de fútbol. Solo miraban con rabia al mono espaldón, de unos 45 años, cara atomatada, de ojos azules escondidos entre unas gafas anacrónicas y de vestido azul con corbata. Lo mismo hacían unos amantes que confundieron las gradas del estadio con una residencia barata, de las que tiene bombillo rojo, olor a vómito, planta de sábila y helechos varios a la entrada.

Un ignoto más entre la tribuna, al menos eso era para todos los que estaban ubicados en occidental numerada. Un personaje como cualquier otro. Hasta que volvió a gritar: “ME DOY LA BENDICIÓN, COMO JORGE HERNÁN HOYOS Y ¡COMIENZA EL JUEGO!” y seguía con su letanía desesperante, pero atrapante. Era todo un narrador de fútbol escondido entre los hinchas. Incluso (para no hablar de desprolijidades en estos tiempos donde los medios de comunicación buscan las técnicas más avanzadas) empuñaba una grabadora Sony en donde hacía su transmisión imaginaria. ¿Quién recibía su voz? Ni las ondas hertzianas del hades estaban en sintonía con él.

¿Este de dónde se escapó: del Julio Manrique o de la Montserrat? preguntaba Max Gómez, mi compañero de silla, y en esos momentos se vinieron las imágenes de Raúl, un tío abuelo, que, al sufrir una parálisis cerebral, tomó el vicio de transmitir las carreras de caballos desde su silla de ruedas. Una vez, en su letargo natural fue capaz de decirle a unos apostadores malencarados en la 19 con 9ª que el ganador de una carrera iba a ser “Promesera” y ese día la pobre yegua corrió como si hiciera parte del reparto de “Mi Pequeño Pony”. En venganza por el dinero perdido, le reventaron todos los huesos del cuerpo a golpes y no volvió a la casa en tres días por miedo a ser asesinado por los caracortadas que tenían el mismo gesto de las lindas mujeres que observaban al narrador en Occidental.

Entre esas cavilaciones, de nuevo habló el hombre de la grabadora: “ADELMOOOOOOO, ¡SÁQUELA!. LES HABLA EL AHIJADO DE WILLY VINASCO CH, QUE TODO LO HACE CON CACHÉ…” ¡Coño, el ahijado de Willy (ni siquiera el respetuoso William o el lobísimo “compañero-compañero”, con el que es conocido el paupérrimo pero popular narrador, estaban en su léxico), Vinasco Ch estaba ahí, devolviendo la cinta para oír su relato mientras seguía narrando! Como transmitiendo por celular.

Nadie, a esa altura del partido, entendía las razones que llevaban a este hombre a seguir narrando a los alaridos, con largos intervalos que hacían que el silencio apareciera por sorpresa, como cuando se tiene hipo y al ya acostumbrase a la sensación el maldito diafragma decide quedarse quieto. De pronto se mandaba una nueva bocanada de papas sabor pollo y leía una pauta comercial, que habla muy bien de sus contactos para financiar sus espartanas transiciones radiales: “MADERAS, MADERAS PALOÉ, CASETÓN GUADUA EN EL INSTITUTO MUNICIPAL DE RECREACIÓN Y DEPORTE DE SOACHA, CUNDINAMARCA Y EN LA PARROQUIA DE SAN JERÓNIMO”.(¿?¿?¿?¿?¿?¿?¿?¿?¿?¿?)

Después de saludar efusivamente a Eliécer Ballén, a Ricardo Alfonso, a Juan Pablo Machado y a cuanta cara conocida había, empezó a contar su vida, pero porque yo se lo pedí. Cuando me explicaba, leyendo al pie de la letra la hoja de vida que tenía en la bolsa amarilla, que su hija, a la que le dice “La Ratona” no estudia porque tiene ocho meses y que sus amigos son “Paché” Andrade, “El Mundialista” Oscar Julián Ruiz y “Bolillo” Gómez, le echó el brazo, como si se conocieran de años, a Lucas Jaramillo, delantero del Chicó, y lo encaró: “Cuéntele a él de mi trayectoria, del ahijado de Willy Vinasco Ch”.

Lucas nunca se vio tan pálido, ni cuando el “Flaco” García, argentino del América, lo molió a patadas en un juego. El delantero hizo lo correcto y con respeto: “Yo no sé de su trayectoria hermano, más bien pregúnteme por la mía que esa sí me la sé”.

Para alguien susceptible, la frase de respuesta de Lucas podría sonar a desplante con pelea del Bronx incluida. No, el tipo siguió contando su historia y Jaramillo prefirió irse a buscar una silla que no estuviera mojada. ¿Detalles? Es dueño de la maderería de su padre, “Maderas Paloé” (se sabía que la pauta debía de ser de alguien conocido) ubicada en el municipio de Soacha, Cundinamarca (una frase que es un pie de página en todo su relato) y que tenía una entrevista de trabajo en trámite en Radio Rumbos.

El domingo estaba de nuevo, transmitiendo con su grabadora el juego Millonarios-Caldas y la alegría fue profunda. Con su grabadora y su casete ya aburrido de grabar y desgrabar su temblequeante chillido y el bombillo de batería titilando. Era una imbecilidad y una locura no fijarse en él. Periodistas y practicantes pasaron por alto su presencia y algunos lo tildaron de orate de manicomio. Y seguramente tenían razón, pero cada quién tiene sus taras. Hablar con él fue la mía.

Un último relato del desconocido maestro Juan Carlos Portilla Abril: “UN SALUDO A MI HERMANO, QUE JUGÓ EN SANTA FE, LO COMPARABAN CON ERNESTO DÍAZ Y LE DECÍAN EL “LOCO”.

Disfrute en exclusiva de la locución completa del ahijado de Willy Vinasco Ch

 

*Nicolás Samper Camargo ha escalado la pirámide laboral en forma inversa. De codirector de un periódico (Nor Gerper) ha pasado a ser un prístino lacayo de los medios de comunicación. Ha pasado por redacciones disímiles (El Tiempo, MeQuedo.com y Futbolred.com) y aunque goza de la reportería, prefiere quedarse encerrado en su casa como lo hacía uno de sus ídolos, Lucas Caballero "Klim".

 
‹‹ Inicio ›› ‹‹ Artículos›› ‹‹ Audio ›› ‹‹ El programa ››
‹‹ Escríbanos ›› ‹‹Pregúntenos ›› ‹‹ Realizadores ›› ‹‹ Secciones ››
La Silla Eléctrica es un desaparecido programa de la Radio Nacional de Colombia en su frecuencia Radiónica. Ahora es una especie de portal o algo parecido a eso.
www.quimbaya.com  
 
La Silla Eléctrica