Inicio El programa Secciones Realizadores Preguntenos Escríbanos
99.1
.

Una doble paradoja autorreferenciada
Andrés Ospina

Con largueza y frecuencia he venido hablando de la “doble paradoja autoreferenciada”, expresión que no podría –sin un alto grado de posibilidades de error- atribuir a mi propio repertorio neologístico, pero que tampoco recuerdo haber oído en lugar alguno.

Puesto que he sido, con preocupante y creciente regularidad tildado de culteranista, pretencioso y “rebuscado” al hacer uso de recursos dialécticos, considerados incomprensibles por gran parte de nuestro grueso poblacional y ante la dificultad que presupone para mí el tal vez culposo hecho de no hacerme entender, trataré de aludir a la supradicha expresión (en adelante DPA) mediante ejemplos verídicos, a saber, el primer recurso posible para los incompetentes expresivos -entre quienes me cuento-.

Entiendo por DPA a aquella circunstancia en donde la categoría de paradójico escinde la aserción contradictoria, que es el significado mismo de “paradoja”. Quiero detenerme un tanto en este parágrafo, para poner en claro, otra vez por medio de casos reales -tres, para ser exactos- la diferencia entre una paradoja simple y una DPA.

Un primer ejemplo de paradoja simple es el acontecido, por allá en 1999, a un pobre jovenzuelo colombiano de apellido Estela y cándido mirar, quien prestara su imagen y energías a cambio de alguna, sin duda cuantiosa remuneración, durante algunos meses a la conocida campaña en contra de la ilegalidad en propiedad intelectual denominada: Las Aventuras del Pirata.

Era un mensaje institucional de tipo aleccionador, lavacerebro y asaz inverosímil en donde el protagonista se veía envuelto en una dolorosa maraña de situaciones incómodas y punibles debido a su proclividad a la adquisición de materiales bibliográficos, discográficos y fonográficos de discutible procedencia. Al final la moraleja anotaba que todo ciudadano adepto a la obtención de productos piratas recibiría un castigo ejemplarizante a la altura de su falta.

Tiempo después, el mozuelo sería el centro de un triste escándalo debido a su condición soterrada de expendedor por encargo de píldoras de éxtasis, en predios de la Zona Rosa bogotana. Paradoja es que un supuesto dechado de encono en contra de toda ilícita práctica fuera luego procesado por tráfico de estupefacientes y, aún más, que su alias profesional en el arte de la venta de ilegales sustancias, fuese el de “El Pirata”.


Un segundo paradigma, más familiar, simple y susceptible de prescindir de mayores explicaciones exegéticas es el de Horacio Serpa Uribe, quien durante años osó mofarse del hoy difunto eterno aspirante conservador a la presidencia Álvaro Gómez Hurtado, debido a su constancia en sus intenciones fallidas de primer mandatario. Serpa solía referirse a Gómez como el “candidato vitalicio” de los colombianos, remoquete que hoy se ajusta con sorprendente exactitud a la condición política sempiterna del santandereano del mostacho de cerdas brocheriles. A veces el silencio anticipado es la mejor de las decisiones.

Y un tercero, en caso de no haberme, como supongo, hecho entender en forma clara es el del vástago de una conocida funcionaria colombiana, cuya sonada aventura como mula en tránsito a los Estados Unidos de Norteamérica se vio frustrada, ocasionando honda pesadumbre en su madre (presunta defensora de la legalidad) y estupor en el país entero (correveidile amigo de la miseria del prójimo, y aún más, de su divulgación mediática).

Como se ve, en los tres casos citados existe la ironía como ingrediente común. Aparece además la típica oposición contradictoria entre lo que se supone debería ser lógico y lo que, en contra a todo pronóstico, termina ocurriendo. Pero son paradojas simples.

Pero, en contraste, DPA involucra en su calidad quintaescencial a un elemento ausente de la tríada anterior. Hablo de una condición tipificada, según se dice, por el poeta cretense Epiménides quien hacia el siglo VI antes de Cristo habló con ingenio de sí mismo como nativo de Creta, Grecia, afirmando a su vez que todos los cretenses eran mentirosos. Siguen entonces las predecibles inferencias apuntalando hacia los silogismos inmediatos: Si Epiménides era cretense, entonces no podía estar diciendo la verdad, por tanto los cretenses no eran mentirosos. Pero en tal caso Epiménides no podía ser mentiroso, ya que un mentiroso que se tilde a sí mismo de serlo, está diciendo la verdad y por tanto puede ser mentiroso. Ahora bien, si Epiménides decía la verdad, entonces cómo podría afirmar que él mismo, que era un cretense, era un mentiroso. Nadie que diga siempre la verdad podría llamarse a sí mismo mentiroso, como tampoco alguien que siempre mienta podría llamarse a sí mismo mentiroso sin estar diciendo la verdad.

Es un devaneo lúdico infinito, algo inútil, pero interesante como casi todo lo inútil, al fin de cuentas.

El caso es que, en contraste con los tres previos ejemplos, la sentencia de Epiménides, sí cumple a cabalidad con las características de la DPA en tanto ésta se niega a sí misma a través de su similar, y su similar, a su vez, se niega de nuevo a ésta, en un eterno retorno de espejos opuestos.

Para ilustrarlo en forma simple

 

 

Para ilustrarlo en forma simple acudiré a tres claros ejemplos de absurdas y ridículas DPA’s.

Café descafeinado con leche deslactosada

Una de las más absurdas DPA’s posmodernas. Después de todo. ¿A quién puede ocurrírsele incurrir en tan honda contrarredundancia dialéctica si son la cafeína y la lactosa las que confieren a las bebidas correspondientes su esencia ontológica pura y su razón de ser? ¿Cómo es posible que, tanto en el caso del fluido mamario como en el de las diversas variedades de coffea arábica se pueda concebir si quiera la existencia de algo parecido a la leche o el café sin su esencia misma? Se entiende la justificación sanitaria que presupone la intolerancia a alguna de las dos sustancias por parte de algunos comensales. Pero lo cierto es que la leche sin lactosa no es leche y el café sin cafeína no es café y que, en consecuencia, al despojarlos de tales ingredientes su nombre, siendo honestos debería cambiar. De lo contrario en esa misma línea pronto se hablará de agua deshidrogenada, de pintura invisible y de sal desalinizada.

Unplugged Eléctrico

Hablo de lo ocurrido a Unplugged, ingeniosa iniciativa de MTV, hoy desaparecida ante una programación atiborrada de realities y demás producciones de mediocre calibre. La dinámica del musical consistió al principio en recitales llevados a cabo por agrupaciones reconocidas de temas en su mayoría famosos con la peculiaridad del uso privativo de instrumentos acústicos. Pero luego, por una inconmutable idea de no sé qué badulaque directivo del decadente canal televisivo, se decidió implementar la inexplicable modalidad de Unpluggeds Eléctricos. Del incoherente proyecto, acaecido a mediados de los noventas, fueron cómplices diversas bandas latinoamericanas, entre ellas y hasta donde recuerdo, Los Fabulosos Cadillacs y Caifanes. De nuevo me pregunto: Si el objetivo original de Unplugged era el de abrir campo a la música acústica, el de exhibir una versatilidad despojada de efectos y el de mostrar un sonido impoluto sin truculencias de tipo alguno.... ¿Por qué demonios convertir el noble ideal en un pequeño concierto convencional a puertas cerradas? ¿Será acaso que la categoría de desconectado se debió en tales casos a la utilización de baterías Energizer en lugar de corriente eléctrica continua para los amplificadores e instrumentos? Otro clásico caso de DPA.

Rock en Río 2004 con sede en Lisboa

Discutible, más no por ello poco loable es el mérito obtenido por los organizadores de éste magnánimo festival, al reunir a diversas estrellas de diversos países y de muy, muy disímiles calidades musicales. De entrada, ya es bien descabellado aglutinar en un mismo evento a Paul McCartney, Britney Spears, Sepultura y Alejandro Sanz, entre muchos otros, y perdóneseme, por favor si les incluyo en también, en un mismo párrafo. Pero aún más discutible, excidioso, diría yo, es llevar a cabo una serie de conciertos como la mencionada, bajo el título de Rock en Río, cuando la sede del mismo se encontraba a no menos de cinco mil kilómetros de distancia cruzando el océano, muy mal calculados, en el parque Bela Vista de Lisboa Portugal. Craso episodio de DPA. Tal hecho equivale en forma muy semejante a establecer la sede del Festival Iberoamericano de teatro de Bogotá en la Plaza de las Ventas de Madrid, España o a inaugurar los Premios Americanos de la Música en Puerto Príncipe, Haití.


Boyacá - Chicó Fútbol Club

Eclosionado de la más rancia raigambre cachaca. Atado como ninguna otra institución al Gimnasio Moderno y a uno de sus más probos exalumnos, Eduardo Pimentel (imbatible detentor del mayor número de tarjetas rojas jamás mostradas a jugador balompédico en la historia del deporte rey). Casado para siempre con el tal vez más tradicional sector del norte bogotano en los últimos cuarenta años y con la más capitalina estirpe de entre las muchas que existen, el traslado de sede del Chicó Fútbol Club a Tunja es tal vez una de las más lamentables DPA’s que en los últimos años han flagelado con sus embates certeros al corazón de la ciudad. Como macabro recordatorio el emblema de la entidad sigue siendo el portal de la antigua haciendia El Chicó, propiedad de doña Mercedes Sierra. Más sensato sería cambiar tal estandarte por la catedral de la cuna libertaria. De nuevo existe la contradicción espacial sumada al contrasentido discursivo, no justificable, ni siquiera, al pensar en una posible proximidad geográfica entre el norte de Bogotá y Tunja. Imaginen ustedes que en un próximo futuro apareciera el Boca Juniors – Tucumán o el Manchester United – Merseyside Football Club. Una DPA en el amplio sentido de la expresión.

Como conclusión


Son, a partir de los ejemplos citados, más que claras las divergencias entre los conceptos de paradoja simple y DPA, por lo que recabar en éstas sería un imperdonable incurrir en el espiral de la glosa adormecedora.

Por tanto y en virtud de la inmensa somnolencia que de seguro he ocasionado hasta el momento entre quienes sigan la presente lectura y en mí mismo, me limitaré a mencionar, a título de sentencia y con nombre propio, a los que considero son los principales causantes de DPA’s en el mundo entero: La visión capitalista erigida como nueva gran verdad universal (y acoto, otra vez, no soy mamerto), la falsa desaparición de fronteras (es decir, las mayores brechas disfrazadas de transnacionalidad) y el incremento permanente de desigualdades cuya asimetría es cada vez más evidente.

En caso contrario, ¿Por qué habría alguien de permitirse el producir y vender café descafeinado y leche deslactosada, una licencia semántica y etimológica amparada en dispepsias y migrañas? ¿Quién hubiese tenido la idea de inventar un Unplugged Eléctrico cuando bien sabemos que al fusionar la indumentaria musical con el suministro de corriente la idea de unplugged se desvirtúa? ¿Por qué organizaría alguien un Rock en Río en predios tan distantes de la ciudad que da nombre al festival? Pero... sobre todo ¿Qué tunjano podrá sentir, de corazón, afinidad alguna por el hoy deteriorado sector del Chicó?

*Andrés Ospina es codirector y cofundador de La Silla Eléctrica. La cerveza, The Beatles, Bogotá y el Quindío se encuentran entre sus mayores intereses.

 

 
‹‹ Inicio ›› ‹‹ Artículos›› ‹‹ Audio ›› ‹‹ El programa ››
‹‹ Escríbanos ›› ‹‹Pregúntenos ›› ‹‹ Realizadores ›› ‹‹ Secciones ››
La Silla Eléctrica es un desaparecido programa de la Radio Nacional de Colombia en su frecuencia Radiónica. Ahora es una especie de portal o algo parecido a eso.
www.quimbaya.com  
 
La Silla Eléctrica