Si la col tuviera cara,
Como tiene el caracol
Fuera col o fuera cara
No sería caracol.
Trabalenguas popular
No quiero sonar mamerto ni
lo soy... pero....
Con
altivez se habla de cambios en la nueva imagen y orientación
de Radio Caracol por parte de sus nuevos propietarios, el omnipotente
Grupo español Prisa.
Desde la pasada semana nos despertamos
con gratas noticias en donde se prometía hermanamiento
entre nuestra patria madre y nuestra madre patria. Radio Caracol:
Nueva imagen, nuevo logo, nuevos programas, nueva radio; en una
odiosa palabra, reingeniería.
Así pues, en un nuevo acto de probidad,
valentía, pero, por encima de todo, de creatividad sin
parangón en la historia de la radiodifusión y la
publicidad colombiana, los taumaturgos mediáticos del afamado
grupo económico -a la fecha propietarios de varios conglomerados
radiales a lo largo y ancho del continente- hacen soplar (o más
bien esputan) nuevos vientos en Caracol Radio.
¿O se llama ahora Radio Caracol?
No estoy seguro. Y al final ¿A quién le importa?
Admiro al pueblo español y sé
muy bien que ni Miguel de Cervantes, ni Paco Ibáñez,
ni Juan Tamariz, ni Emilio Butragueño, ni Joan Manuel Serrat,
ni Pablo Carbonell, ni el mismísimo García Lorca,
son culpables de los errores de sus adinerados compatriotas para
quienes la Prisa en todas sus empresas parece ser la única
constante.
¿Más compañía?
Ya había pasado antes. Hace cosa
de meses. ¿Un año quizá? los nuevos amos
y señores de una de las cadenas de emisoras más
tradicionales de “nuestra” Colombia dieron inicio
a la más revolucionaria, ingeniosa, pero por encima de
todo invasiva y descarada reestructuración jamás
vista en nuestro desdichado país.
Para
empezar, rebautizaron a la antañona Caracol Stereo con
el mucho más sonoro, diciente e internacional nombre de
la W Radio, soslayando el hecho de pisotear a una de las frecuencias
más tradicionales en la Radio FM colombiana.
Los colombianos, como es costumbre, echamos
mano de nuestra proverbial resignación jesucristiana y
nos acostumbramos a la hispánica consonante “W”
a la que los españoles denominan “Doble V”
sin decir nada. Son cosas de la globalización, argüirán
algunos.
Y
dije “revolucionaria reestructuración” porque
¿A quién se le ocurriría (teniendo en cuenta
que siempre pensamos en Caracol Radio y Televisión como
una sola unidad corporativa con unas mismas políticas de
imagen -tal vez precarias, pero claras-) proponer una diferencia
tan radical entre el logo de la una y el de la otra?
Sí. Dije revolucionaria también
porque –sin ser chauvinista ni nada que se le parezca y
aunque entiendo que todo obedece a una lógica de mercado
y que además todo es un negocio- ¿Por qué
cambiar lo que está bien so pretexto de hacer presencia?
Sé que ustedes, señores
de Prisa, son los dueños de la nueva “Radio Caracol”
y que pueden hacer cuanto en gana se les venga con ella. ¿Pero
no fue Radio Caracol una empresa creada en principio a imagen
y semejanza del pueblo colombiano, con sus vicios, errores y eventuales
(a veces más eventuales de lo que quisiéramos) aciertos?
No olviden que estamos en Colombia, no
en España, y que hay algo de ingenuidad en pensar que se
puede implementar el mismo modelo de radio empleado en su país
porque así lo quisieron ustedes, sin que esto suscite resquemores.
Fíjense, por ejemplo, en las muchas
quejas que ya saturan los buzones de correo de su servidor internet
remitidas por colombianos residentes en el extranjero cuyo elemento
común es: Sentimos que nos quitaron algo que era muy nuestro.
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¡Joder,
tíos!
Ya
en alguna oportunidad vimos como sus compatriotas habían
hecho algo semejante con el Banco Ganadero, hoy llamado BBVA (Y
en sus palabras B V “UV” A) removiendo, por ejemplo,
de su sede en la Avenida Chile de Bogotá un monumento a nuestros
campesinos.
Deberían, de paso,
haber erigido sobre las cenizas de la anterior escultura una nueva
en honor a sus compatriotas reos que alguna vez llegaron al país
en busca de mejor suerte, que luciendo títulos nobiliarios
espurios, evangelizaron y aniquilaron a los nativos, y que, no conformes
con ello, esclavizaron y cazaron a los africanos. A la postre ellos
son (al igual que estos dos últimos) nuestros tatarabuelos:
Porque tengo noble ancestro de Don Quijote y Quimbaya.
Demos un vistazo a la nueva
imagen corporativa de Caracol Radio. Basta con visitar el nuevo
sitio internet oficial de la cadena de emisoras http://www.caracol.com.co.
Allí nos encontraremos, entre otras cosas, con las sorpresas
subsiguientes.
El cambio de nombre del
tradicional 6 AM (otrora 6 AM 9 AM), en 6 AM
Hoy por hoy, todo debido a que Hoy por hoy es el programa matutino
de la estación homóloga del Grupo Prisa en el amado
país hermano. ¿Quién les pidió que lo
hicieran?
El no menos tradicional
Pase la tarde con Caracol, ahora ha tomado el más amable
remoquete de La Ventana. No sé cuantos años tenga
el reputado programa ibérico cuyo nombre remedamos, pero
no entiendo el por qué de tamaño atropello.
Otro tanto ha ocurrido con
el desaparecido Goles y maestros, con la ingeniosa idea de cuartos
de hora elaborados por columnistas, con el nada original nuevo slogan
“Vive la vida”, refrito mal elaborado de los viejos
lemas de Coca-Cola en los setentas y ochentas.
Un nuevo logo se erige como
estandarte de vientos de cambio. Tres aros en tamaño progresivamente
mayor, simbolizando no sé qué demonios, aunque algunos
presuntos maestros del discurso semiológico justifican el
asunto con grandilocuente verborrea. (Véase Qué
significa el Logotipo de Caracol Radio)
Yo
diría y seguiré diciendo que el nuevo logo es un plagio
-inconsciente tal vez, pero un plagio- del emblema utilizado por
el Centro del Pensamiento Creativo (Véase http://www.centrodelpensamientocreativo.com)
Llegarás, con tus
sueños llegarás
Tal vez los ejecutivos del
afamado grupo sean negociantes intachables y genios a la hora de
hacer radio... De prisa y bien hecha.
Pero sostengo, y lo digo
con dolor: De Caracol Radio, aquella a la que tanto he criticado
y que hoy reconozco es (o mejor aún, fue) un patrimonio de
los muchos que el país va perdiendo ante la mirada inerme
de los colombianos, nada o casi nada queda.
Repito: No soy mamerto ni
enarbolo la bandera de “abajo el imperialismo” ni ninguna
perorata de ese tenor porque simplemente no creo en eso.
Así
concluyo, no con menos dolor, pues esta condición es más
que irreversible y por tanto sería bastante más justo
y respetuoso con una historia, cambiar de nombre, de empleados y
de sede a la que será recordada como la cadena de radio que
alguna vez diera lustre internacional a nuestros medios y a todas
las emisoras adscritas, como una señal más de un hecho
ineluctable: Caracol Radio agoniza.
*Andrés
Ospina es codirector y cofundador de La Silla Eléctrica.
La cerveza, The Beatles y Bogotá se encuentran entre sus
mayores intereses.
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