Para
unirnos a la extensa lista de reseñas alusivas a lo más
destacado de la centuria pasada, hemos querido contribuir con este
modesto, pero sentido aporte a la cultura mundial.
Conocemos de sobra las malogradas iniciativas de magazines internacionales
tales como Billboard o Rolling Stone, con sus muy famosos listados
de cubiertas de discos, en donde recurrentemente han aparecido las
trilladas portadas de Sgt Peppers’ Lonely Hearts Club Band,
Dark Side of the Moon y Led Zeppelin IV.
Con todo el respeto que nos merecen los inagotables talentos de
estos artistas, tenemos que ser tajantes al afirmar que ninguna
de las anteriores carátulas le llega a los tobillos a los
inconmensurables despliegues de fantasía y creatividad, que
a continuación presentamos.
Somos plenamente conscientes de que en ésta difícil
escogencia, muchos son los llamados pero pocos los elegidos. Así
prevaleceremos en la búsqueda de nuevas joyas del arte discográfico
contemporáneo.
Si usted, señor lector, conoce alguna obra maestra que por
su calidad merezca pertenecer a este cuadro de honor por favor no
dude en enviárnosla para dignificar su lugar en la historia
universal. Así pues, aquí están las mejores
carátulas del siglo XX.
1. Golazo...
de los Graduados con Gustavo Quintero
El
acertado concepto visual de este trabajo discográfico consiste
en sintetizar de manera magistral las distintas facetas del quehacer
balompédico colombiano.
Es
éste el fruto de un minucioso estudio sociológico
y antropológico de la personalidad de cada uno de los representantes
de los oncenos que conforman el respetable campeonato rentado nacional.
Los
resultados son impresionantes. Nótese como, copiando la realidad,
el integrante de Atlético Nacional hace uso de la picardía
y garra del jugador antioqueño y arremete certeramente contra
el hombre de negro, quien conservando la compostura sigue desempeñando
su trabajo a pesar de los obstáculos.
Por
otro lado, en una actitud visionaria, los cerebros detrás
de esta carátula se anticiparon veinte años a la historia,
pues este larga duración fue lanzado originalmente en los
años sesentas y claramente se ve como el desesperado miembro
del América de Cali, clama por piedad, porque de seguro le
faltan diez y seis segundos para coronarse campeón del continente.
¡Al fin!
En
resumen podríamos llenar enciclopedias enteras de complejas
disertaciones alusivas a esta obra maestra del hiperrealismo deportivo.
2.
Gildardo Montoya y su Conjunto... El Gitano Groserón
El
disco conceptual El Gitano Groserón, es reconocido por la
crítica mundial como el padre de un estilo único y
muy colombiano, al que se ha denominado "el renacimiento de
la cultura picaresca", con raíces ancestrales en obras
literarias de primer orden, como El Lazarillo de Tormes, El Buscón
de Quevedo y El Guzmán de Alfarache.
A
este exquisito bocado musical le siguieron otros de no menor calidad,
entre los que se recuerdan Los Cantares del Arriero y Las Trovas
del Viejo Verde. Semejante hito en la historia musical tenía
que apoyarse en una portada a la altura de su grandeza.
Las cosas no pudieron ser mejores. Esta apología a los atributos
masculinos y el rostro perplejo y satisfecho de la coquetona diva
han causado revuelo y admiración en los más intrincados
confines del mundo. Hasta tal punto que la locación empleada
para la fotografía se ha convertido en un sito de obligatorio
peregrinaje e irrestricto culto al mejor estilo Abbey Road. Todos
los días, millones de fans parodian la pose de los protagonistas
originales para tomarse la foto de rigor.
3.
Magia... Shakira
Aunque
esta artista no necesita presentación, es importante poner
de relieve sus orígenes, cuando ella, despojada de toda la
parafernalia del mundo MTV y Billboard, se mostró tal como
era.
Antes
de su contoneo árabe, su pelo rojo, sus pies descalzos, su
Oswaldo Ríos, sus prendas de cuero y su maquillaje a lo Alanis
Morrisette, esta inocente barranquillera se asomaba con timidez
a los mas granados listados de popularidad en el genero de la balada
pop a través de las estaciones Radio Tiempo, Sonorama y Acuario
Stereo entre otras.
Todavía
estaban muy lejos los acordes Pop-funk-dance-alternativos de Emilio
Estefan. En ese momento, la folclórica cantautora, llevaba
un solo guante, una seguidilla de pulseras de plástico con
pintura plateada, (muy seguramente adquiridas en los almacenes Comisariato
Vivero de Barranquilla) y danzaba frente a la iluminación
improvisada de una handycam modelo 1991, en las más prestigiosas
fincas de recreo del Melgar, el Espinal y Carmen de Apicalá
bajo la producción de su primer mentor, Jorge Barón.
Con
el tiempo llegó la fama, y con ella el apartamento más
costeño de Bogotá entera, el más abrupto de
los contrastes de Multicentro. Por alguna extraña razón,
Shakira mira con desdén e indiferencia esta brillante etapa
de su carrera, sin duda, la mejor. Ahora, le ha dado la espalda
a su raigambre currambera, para darle paso a un incomprensible acento
Univisión, y a sentidas muestras de enajenación patria
cuando en medio del fragor de su Unplugged grita a voz en cuello:
¡Viva Mexico!
4.
Binomio de Oro de América... 2000
Así como Julio
Verne en pleno siglo XIX logró plasmar sobre el papel una
obra maestra de proporciones épicas, debido a su carácter
futurista, los monarcas indiscutibles del vallenato Romántico,
"Binomio de Oro de América" (el único binomio
de cuatro integrantes en el mundo) catapultaron a Colombia a la
era espacial ad portas del Siglo XXI.
Como el ave Fénix, este conjunto emergió de sus cenizas
"por lo alto", cuando Israel Romero decidió contratar
músicos y vocalistas de primer orden. Estos inyectaron renovados
bríos a un público sediento de nuevas propuestas en
lo tocante a este preciosista género.
Tanto el trasbordador espacial, como los trajes, enaltecieron el
nombre de nuestra sufrida patria. Como vemos, El Binomio de Oro
de América fue uno de los pocos grupos que vislumbró
que el año 2000 nos auguraría grandes adelantos tecnológicos,
incluyendo viajes interplanetarios, el único problema es
que los predijeron un poco tarde, en 1999.
5.
Burrolandia... Noel Petro
Además
de ser el más virtuoso interprete de requinto sobre la faz
de la tierra y sus alrededores, además de su melodiosa voz
de tenor, además de su porte y categoría dignas de
cualquier gentleman londinense, y además de su excelso desempeño
en la tauromaquia, con este disco, Noel Petro, demostró que,
es el más importante colombianólogo, superando en
sus diagnósticos, a Daniel Pecaut, Malcom Deas y Marco Palacios.
En
1973, cuando a nadie se le había ocurrido hablar de Chibchombias
ni Platanales, el entrañable "burro mocho" bautizó
a nuestra república con el sonoro y diciente nombre que se
merece: Burrolandia. El maestro Darío Echandía se
equivocó al decir que Colombia es un país de Cafres.
Colombia es un país de burros.
Esperamos
que en el futuro se entienda la importancia filosófica de
esta apreciación, y que su autor sea por fin exaltado a la
gloria que a un hombre de su categoría le corresponde.
6.
La Guerrillera... Helenita Vargas
Durante
sus giras a lo largo y ancho de la provincia colombiana, Helenita
Vargas empezó a notar las desigualdades que reinaban sobre
nuestro mundo.
Aturdida
por tal duda existencial, la “Ronca de Oro" comenzó
a leer a Carlos Marx, Federico Engels y estudió la vida de
el padre Camilo Torres. Fue entonces cuando sintió que su
misión en la vida estaba lejos de los escenarios y cerca
al monte.
Ahí
nació La Guerrillera, una bella oda a la lucha armada, y
a la mujer como pieza clave de ésta. Desde ese momento, Helenita
cambió su traje de encajes por la vieja carabina, y sin abandonar
su denso maquillaje, y su lápiz labial carmesí, grabó
esta maravillosa obra, cuya carátula ha sido tristemente
olvidada.
Si
este trabajo hubiese sido apreciado en toda su dimensión,
de seguro en este momento habría tantas camisetas de Helenita,
como las hay del Ché Guevara.
7.
Con el corazón en la mano… Aterciopelados
No
podía estar por fuera de este listado el exquisito arte figurativo
de la legendaria banda colombiana, Los Aterciopelados, cuya opera
prima nos deleitó no sólo en lo musical sino en lo
visual. A grandes rasgos se ve que la sobrecogedora calidad de los
temas contenidos en este trabajo, es directamente proporcional a
la de su presentación.
Al
mejor estilo de los autobuses intermedios, estos embajadores de
la cultura popular criolla enarbolaron el nombre de nuestra patria
en lo más alto de las disqueras mundiales. ¿O no,
sumercé?
Las
maneras delicadas, femeninas y sutiles de su vocalista, Andrea Echeverry,
líder por derecho propio del movimiento contracultural de
los noventas, recorrieron con éxito las plazas más
exigentes de la geografía colombo-chicana.
Debemos
mencionar tambien sus trabajos subsiguientes, Eldorado y La Pipa
de la Paz, originales títulos descaradamente plagiados por
Electric Light Orchestra (Eldorado) y Paul McCartney (Pipes of Peace),
éste último producido por el también colombiano
Phil Manzanera, uno de los orgullos más connotados de nuestra
nación, al lado de John Leguízamo y Roberto José
Guerrero.
*Manuel
Francisco Carreño y Andrés Ospina son los verdaderos
nombres de Brando Maya y Pablo Cranach, coparticipes de innumerables
y fallidos proyectos individuales y en colectivo, entre los que
se cuentan El Utensilio, Morgan Records, Contrabanda, Paréntesis,
Poliarquía F.C. y Situación Crónica. Hoy son
directores del espectáculo radial La Silla Eléctrica
y escriben artículos por separado y a cuatro manos.
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