“En
previsión de mi muerte hago esta confesión: desprecio
a la nación alemana a causa de su necedad infinita y me
avergüenzo de pertenecer a ella”.
“¡El
patriotismo! Es la más estúpida de las pasiones;
la pasión de los imbéciles”.
Arthur
Schopenhauer
En su ultimo libro el escritor de ciudad inmóvil Efraím
Medina, afirma que las tres cosas más importantes de la
vida constituyen actos solitarios: pajearse, cagar y morirse.
yo me atrevo a agregar otro, que es uno que se puede definir como
enfermedad o como regalo sublime de los dioses: el patriotismo.
Fernando Vallejo, en su Desbarrancadero sentenció: “Al
diablo con esa cretinada de la patria, que uno no es de donde
nace sino de donde se muere”.
Sin
importar el ángulo desde donde se mire, ese sentimiento
anímico que complementa el vínculo jurídico
entre el sujeto y la organización política -la nacionalidad-,
ha constituido ante todo un arma de doble filo que ha servido
para embarcar a los pueblos en el rumbo de la infamia y del horror.
De
cualquier manera ese acto de identidad tan complejo y solitario
como el del patriotismo implica innumerables aspectos. Hay uno
en particular. El patriotismo expresa la exaltación de
los valores, las costumbres, las tradiciones, el pasado, el presente,
y la posibilidad de futuro que en suma, unen a una comunidad y
la hacen duradera. Por eso vale la pena mirar cuales son algunas
de estas características que enarbola nuestra colombianidad,
pues no han sido pocas las críticas a las que somos sometidos
quienes creemos que los conceptos de colombianidad y de patriotismo
en nuestra enferma Colombia sufren de precariedad y un trasnochado
gregarismo.
Por
eso la mejor manera de definir a un colombiano, es definiendo
que es lo que magnifica de su condición obtenida por jus
sangunis, jus soli, jus domicili, o por simple fatum.
Los
cinco valores colombianos:
·
LA ENVIDIA RABIOSA: “We hated when our friends become successful”
cantó Morrisey. Pese a que el ex vocalista de Smiths parece
no haber estado en Colombia, y que el egoísmo es la condición
natural de nuestra bípeda especie, la envidia adquiere
un expresión casi única en la tierra del café.
Nuestra invidia, según el diccionario es la tristeza o
el pesar del bien ajeno, la emulación o deseo de algo que
no se posee. Comerse uno de envidia o estar enteramente poseído
de ella, aquí no son ejemplos de uso del término
en el diccionario sino la regla en las relaciones sociales. ¿Por
eso será que aquí tenemos envidia de la buena y
de la mala?
· LA VERRAQUERA: Si algo admiramos de un colombiano o de
una colombiana es que sea verraco: ¡ esa vieja es una verraca¡,
¡ese man es un verraco¡, mi mamá es una verraca,
metale verraquera a eso...Ese conatus que diferencia al colombiano
del resto de la humanidad, es una potencia que algunos señalan
viene de desayunar pata todos los días, o mejor de vivir
en un contexto como el nuestro. El punto aquí es que pocos
se han detenido a pensar en el verdadero significado de la palabra.
Del latín verres , verraco es el nombre que designa al
cerdo padre –no hablo del Papa-, en cuba designa a una persona
despreciada por su mala conducta, y se usa también para
referirse a una persona tonta que puede ser engañada. Si
miramos la realidad el termino nos cae como anillo al dedo e los
últimos significados. Al lloro con rabia y continuado de
los niños, se le llama en castellano verraquera. Ni hablar
de la verriondez. Ser verriondo, que es algo que se le reconoce
ampliamente al presidente Uribe, no es más que el término
que se le aplica al cerdo y a otros anímales cuando están
en celo.
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· LA INAUTENTICIDAD: Es difícil de reconocer, pero
lamentablemente en Colombia como afirmó en alguna parte Antonio
Caballero:
“la inautenticidad no es un problema sino una esencia”.
El mismo autor en su novela Sin Remedio escribió “la
inautenticidad es lo único verdaderamente autentico en Colombia”.
Tal vez las raíces de esto yacen en la simulación
que históricamente y por vergüenza de origen nos heredaron
los criollos, en su afán de alcanzar el tren de la civilización
y del desarrollo.
· LA LAMBONERÍA: Es la más clara expresión
de una tradición de arrodillamiento producto del vasallaje
interesado valorado por nuestra cultura. Ante la escacez, la inequidad
y la ausencia de condiciones justas o equilibradas para lo que los
liberales llaman competencia que caracterizan nuestras relaciones
económicas, lamer culos es una de las salidas para lograr
alguito y mantenerlo.
· LA VIVEZA: Es la manifestación de nuestra cultura
del avivato. “El vivo vive del bobo”, “camarón
que se duerme se lo lleva la corriente”, “el que se
va para Barranquilla pierde su silla y se sienta en una puntilla”,
nos enseñan desde pequeños, “El que no las hace
las ve hacer”, “el problema no es hacerlo, sino dejarse
coger”. Es la expresión de la vida en la cultura del
‘tumbe’ propia de la escacez y de la lógica extractiva
que impide la confianza, cemento base de las relaciones sociales,
de la formulación de acuerdos y de pactos que permiten la
construcción de proyectos colectivos. A parte de ser el valor
más enarbolado por los paisas, es el símolo de la
cultura de lo que Mancur Olson llamó Free rider.
Las
tres costumbres:
·
EL EGOÍSMO: como elemento de supervivencia frente a la inestabilidad
y la incertidumbre que caracteriza nuestras interacciones sociales.
Más que el efecto de un determinismo hobbesiano, el egoísmo
colombiano es la vacuna ante la inseguridad de la vida y de los
bienes de las personas (no en el sentido uribista o Londoñista,
o de gremio, o de terrateniente o de comerciante emergente) ante
los otros, ante la inexistencia de un Estado regulador en derecho,
justo. el egoísmo es el ejemplo de que en Colombia no se
vive sino que se sobrevive.
·
LA VIOLENCIA: es el método más útil para lograr
metas y objetivos, de manera fácil y poco costosa. Es la
más eficaz manera de hacer justicia, de conseguir cosas sin
tener que pagar por ellas, de omitir incómodos detractores,
críticos, o simplemente de imponer la propia visión
de lo que las cosas deben ser. Es la forma histórica de lograr
cosas en la tierra del sagrado corazón.
·
EL OLVIDO: es el mecanismo psicológico que además
de ser estructural y endémico, es selectivo de acuerdo al
interés del locutor. En Colombia el olvido es de interés
nacional, es bien público. La diosa mnemosine es parte del
grupo de dioses que a su vez se olvidaron de la tierra del Happy
Lora.
·
Bonus: LA RESIGNACIÓN: herencia de nuestra tradición
católica, el “que sea lo que Dios quiera” o “dios
proveerá”, más que frase son actitudes que revelan
una conducta social de imposibilidad de llevar a cabo el propio
camino, pues en Colombia nos han enseñado que son pocas las
que dependen de uno o que uno puede cambiar. a la resignación
la acompaña su hermana: la espera*.
Para no ser tildado de nihilista, de escéptico, o de pesimista,
más allá de que ser colombiano sea un acto de fe (Borges),
o que sea una enfermedad que sólo se cure con la muerte (Vallejo),
ser colombiano más que un sentimiento, es una prueba cuyo
premio es un título que no vale en ningún lado.
Ver
la Canción del
futuro imperfecto de Hernando Martínez Rueda “Martinon”,
así como el ya legendario Caconia.
*Andrés
Casas es el encargado de la sección La Periferia. Este escrito,
leído al aire el Sábado 24 de Mayo de 2003 está
inspirado en un corto texto de 1997 compilado con otros trabajos
inéditos del mismo autor en Escritos Fallidos, en revisión
en este momento.
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