Sí.
Nuestra típica manera: por la mitad de la cuadra, sin mostrarle
miedo a nadie, ni a los buses. Sacándole el cuerpo al enemigo,
con qué elegancia y qué garbo...porque un colombiano
cruzando la calle es lo más parecido que hay a un torero
español.
Para cualquier peatón colombiano
un carro es lo que es: un enemigo y los enemigos embisten y nos
quieren matar, como los toros . Los colombianos que manejan, además,
están acostumbrados a no bajar nunca la velocidad ante
cualquiera que cruce la calle (niño, anciano, embarazada).
Pero saben muy bien que así sea
por un solo pelo, siempre alcanzan a tocar el otro lado justo
un microsegundo antes de que los aplastemos. Que lleguen a la
otra orilla con las nalgas apretadas, como toreros, que se tuercen
como una Verónica (me imagino que como en las Verónicas
se tuerce la cintura), que alcancen a clavar en la capota dos
madrazos como un par de banderillas. Todo esto sucede. Pero para
todos los chóferes ya es costumbre.
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Así si
uno no tiene plata para ir a las corridas ,o si a uno le parece
como a mí que ese espectáculo primitivo es abominable,
para pasar la tarde uno se puede ir a ver a la gente atravesar la
Caracas o la Séptima en Bogotá, o en la avenida Oriental
en Medellín, o la San Martín en Cartagena. Esas sí
son corridas de verdad.
Aquí el carro es el rey, aquí
el que tiene un carro es un varón, aquí el que se
le meta por delante es hombre muerto. Pero eso sí, los peatones
no van hasta la esquina ni auque les ruegue el alcalde de rodillas
ni aunque les pongan un obstáculo de 2 metros de alto en
la mitad. Qué va. Aquí nos gusta salir a torear
Carros en media calle y que pasen zumbando
uno y otro, y otro. Es una maravilla. Un gato en una autopista no
lo podría hacer mejor: se estiran, se hunden , se contorsionan,
se doblan, saltan, cual corralejas.
Qué faena, qué habilidad,
qué riesgo. Eso sí es enfrentársele a la muerte
de frente. Cualquier torero es un aparecido: se oye un pito furioso,
el carro embiste, el parachoques roza la femoral, el peatón
mira displicente, estira cual capote la bolsa del mercado...y olé.
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