Aunque
parezca que no es así, aunque vayamos juiciosamente a hacer
fila en el Carulla de la 85 a votar un domingo con lluvia y a
pesar de estar guiados por un régimen democrático
(he aquí el primer régimen) no solo de política
viven las dictaduras. Hay otras, que aunque no tienen el carácter
cruel de Pinochet, o Videla, son vitalicias, complejas para un
país que quiere vivir sin ataduras. Conozca nuestros “chafarotes”
colombianos. Si usted conoce algún dictador similar a los
anteriores, escriba a lasillaelectrica@hotmail.com
y dé los argumentos firmes para incluirlo en el tarjetón.
Estamos esperando.
Sin estar vestido de general de tres soles
y más bien amigo
del inocente Everfit, Jota Mario Valencia es uno de los representantes
más importantes de esta oscura lista. Su aparición
súbita hace pensar que se encontró el gobierno televisivo
como por casualidad, cuando apenas era un gurrumín que
iniciaba su carrera en tradicionales empresas del medio como Promec
y Eduardo Lemaitre.
Su cadenciosa voz empezó a calar
en la mente de los colombianos cuando hacía doblajes para
comerciales y así fue escalando posiciones. Varios tipos
de estado ha manejado Valencia: desde la calidez de “Valores
Humanos”, la
embriagante popularidad de “Telesemana” hasta sus
tiránicas apariciones en “Muy Buenos Días”.
Como ocurre en Venezuela con Hugo Chávez, su excesivo protagonismo
le está sumando puntos altos de impopularidad, pues, como
el militar venezolano, Jotamario dedica 27 horas semanales para
sus prédicas. Como en los procesos de derrocamiento, el
público ya hace manifiesto su descontento con las manidas
frases y el humor desgastado del reemplazante natural de Pacheco,
un hombre que supo darle un mejor manejo a su poder.
Los regímenes caen alguna vez.
Por eso fue tan celebrada la victoria de Colombia ante Perú
pues muchos no estaban conformes con Francisco Maturana, tal vez
el hombre que haya estado por más tiempo sentado en la
poderosa y mullida silla de la selección colombiana de
fútbol. El zar de la dirección técnica está
conminado a tener siempre suerte en sus empresas (aunque la mayoría
las quiebre).
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Desde
poderosas naciones tipo Atlético Madrid o Millonarios, hasta
unas “bananas republic” de la talla de Valladolid, Colón
de Santa Fe, Ecuador, y Costa Rica sufrieron los embates dolorosos
de este hombre, que a la hora de ser nombrado en ciertos círculos
áulicos, produce más temor que Idi Amín Dada,
aquél monstruo caníbal que gobernó a Uganda
en los setenta.
Otros
ocupan curules en cuanto cabildo se abra. Carlos Moreno de Caro,
hombre que ha querido mostrar de sí un perfil de hombre exitoso,
activo, orador, bohemio y líder es un elegido de oro en el
listado. Su irrupción pública se produjo en el sindicato
de Colmotores y a él le debemos implementaciones empresariales
tan útiles como la “calidad total”, lugar común
de las empresas que gozan diciéndole todo tipo de elogios
edulcorados a sus clientes para que compren pendejadas y que disfrutan
hasta el orgasmo mostrar sonrisas enyesadas e hipócritas
hasta al más vaciado de sus potenciales compradores.
Esta
extraña mezcla de Haile Sellasie y Jean Claude Duvalier goza
con gran crédito entre las clases populares y es repudiado
sistemáticamente por las más altas, por su populismo
y demagogia, armas que le han dado un espacio importante como senador
de la república y concejal de Bogotá. Como todos los
dictadores, Moreno de Caro tiene asuntos turbios que esconder, como
las investigaciones por robo de tapas de alcantarillas y la multa
de 100 salarios mínimos junto con el cierre de la Universidad
del Trabajo, entidad que sabiamente conducía con toda la
“Calidad Total” del caso.
Su gurú no es Sai
Baba (hombre que ha tenido en su oficina a los más poderosos
mandatarios de Latinoamérica). Él, con mayor confianza,
oye a William Vinasco Ch, uno de sus mejores amigos personales y
poseedor de otro tipo de régimen.
Estos son apenas unos pocos
nombres, pues la lista se sale de las manos al hacer el paneo. Si
usted conoce algún dictador similar a los anteriores, escriba
a lasillaelectrica@hotmail.com
y dé los argumentos firmes para incluirlo en el tarjetón.
Estamos esperando.
*Nicolás
Samper Camargo ha escalado la pirámide laboral en forma inversa.
De codirector de un periódico (Nor Gerper) ha pasado a ser
un prístino lacayo de los medios de comunicación.
Ha pasado por redacciones disímiles (El Tiempo, MeQuedo.com
y Futbolred.com) y aunque goza de la reportería, prefiere
quedarse encerrado en su casa como lo hacía uno de sus ídolos,
Lucas Caballero "Klim".
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