Con largueza y frecuencia
he venido hablando de la “doble paradoja autoreferenciada”,
expresión que no podría –sin un alto grado
de posibilidades de error- atribuir a mi propio repertorio neologístico,
pero que tampoco recuerdo haber oído en lugar alguno.
Puesto que he sido, con
preocupante y creciente regularidad tildado de culteranista, pretencioso
y “rebuscado” al hacer uso de recursos dialécticos,
considerados incomprensibles por gran parte de nuestro grueso
poblacional y ante la dificultad que presupone para mí
el tal vez culposo hecho de no hacerme entender, trataré
de aludir a la supradicha expresión (en adelante DPA) mediante
ejemplos verídicos, a saber, el primer recurso posible
para los incompetentes expresivos -entre quienes me cuento-.
Entiendo por DPA a aquella
circunstancia en donde la categoría de paradójico
escinde la aserción contradictoria, que es el significado
mismo de “paradoja”. Quiero detenerme un tanto en
este parágrafo, para poner en claro, otra vez por medio
de casos reales -tres, para ser exactos- la diferencia entre una
paradoja simple y una DPA.
Un primer ejemplo de paradoja
simple es el acontecido, por allá en 1999, a un pobre jovenzuelo
colombiano de apellido Estela y cándido mirar, quien prestara
su imagen y energías a cambio de alguna, sin duda cuantiosa
remuneración, durante algunos meses a la conocida campaña
en contra de la ilegalidad en propiedad intelectual denominada:
Las Aventuras del Pirata.
Era un mensaje institucional
de tipo aleccionador, lavacerebro y asaz inverosímil en
donde el protagonista se veía envuelto en una dolorosa
maraña de situaciones incómodas y punibles debido
a su proclividad a la adquisición de materiales bibliográficos,
discográficos y fonográficos de discutible procedencia.
Al final la moraleja anotaba que todo ciudadano adepto a la obtención
de productos piratas recibiría un castigo ejemplarizante
a la altura de su falta.
Tiempo después,
el mozuelo sería el centro de un triste escándalo
debido a su condición soterrada de expendedor por encargo
de píldoras de éxtasis, en predios de la Zona Rosa
bogotana. Paradoja es que un supuesto dechado de encono en contra
de toda ilícita práctica fuera luego procesado por
tráfico de estupefacientes y, aún más, que
su alias profesional en el arte de la venta de ilegales sustancias,
fuese el de “El Pirata”.
Un segundo paradigma, más familiar, simple y susceptible
de prescindir de mayores explicaciones exegéticas es el
de Horacio Serpa Uribe, quien durante años osó mofarse
del hoy difunto eterno aspirante conservador a la presidencia
Álvaro Gómez Hurtado, debido a su constancia en
sus intenciones fallidas de primer mandatario. Serpa solía
referirse a Gómez como el “candidato vitalicio”
de los colombianos, remoquete que hoy se ajusta con sorprendente
exactitud a la condición política sempiterna del
santandereano del mostacho de cerdas brocheriles. A veces el silencio
anticipado es la mejor de las decisiones.
Y un tercero, en caso
de no haberme, como supongo, hecho entender en forma clara es
el del vástago de una conocida funcionaria colombiana,
cuya sonada aventura como mula en tránsito a los Estados
Unidos de Norteamérica se vio frustrada, ocasionando honda
pesadumbre en su madre (presunta defensora de la legalidad) y
estupor en el país entero (correveidile amigo de la miseria
del prójimo, y aún más, de su divulgación
mediática).
Como se ve, en los tres
casos citados existe la ironía como ingrediente común.
Aparece además la típica oposición contradictoria
entre lo que se supone debería ser lógico y lo que,
en contra a todo pronóstico, termina ocurriendo. Pero son
paradojas simples.
Pero, en contraste, DPA
involucra en su calidad quintaescencial a un elemento ausente
de la tríada anterior. Hablo de una condición tipificada,
según se dice, por el poeta cretense Epiménides
quien hacia el siglo VI antes de Cristo habló con ingenio
de sí mismo como nativo de Creta, Grecia, afirmando a su
vez que todos los cretenses eran mentirosos. Siguen entonces las
predecibles inferencias apuntalando hacia los silogismos inmediatos:
Si Epiménides era cretense, entonces no podía estar
diciendo la verdad, por tanto los cretenses no eran mentirosos.
Pero en tal caso Epiménides no podía ser mentiroso,
ya que un mentiroso que se tilde a sí mismo de serlo, está
diciendo la verdad y por tanto puede ser mentiroso. Ahora bien,
si Epiménides decía la verdad, entonces cómo
podría afirmar que él mismo, que era un cretense,
era un mentiroso. Nadie que diga siempre la verdad podría
llamarse a sí mismo mentiroso, como tampoco alguien que
siempre mienta podría llamarse a sí mismo mentiroso
sin estar diciendo la verdad.
Es un devaneo lúdico
infinito, algo inútil, pero interesante como casi todo
lo inútil, al fin de cuentas.
El caso es que, en contraste
con los tres previos ejemplos, la sentencia de Epiménides,
sí cumple a cabalidad con las características de
la DPA en tanto ésta se niega a sí misma a través
de su similar, y su similar, a su vez, se niega de nuevo a ésta,
en un eterno retorno de espejos opuestos.
Para ilustrarlo en forma
simple
|
Para
ilustrarlo en forma simple acudiré
a tres claros ejemplos de absurdas y ridículas DPA’s.
Café
descafeinado con leche deslactosada
Una de las más absurdas DPA’s posmodernas. Después
de todo. ¿A quién puede ocurrírsele incurrir
en tan honda contrarredundancia dialéctica si son la cafeína
y la lactosa las que confieren a las bebidas correspondientes su
esencia ontológica pura y su razón de ser? ¿Cómo
es posible que, tanto en el caso del fluido mamario como en el de
las diversas variedades de coffea arábica se pueda concebir
si quiera la existencia de algo parecido a la leche o el café
sin su esencia misma? Se entiende la justificación sanitaria
que presupone la intolerancia a alguna de las dos sustancias por
parte de algunos comensales. Pero lo cierto es que la leche sin
lactosa no es leche y el café sin cafeína no es café
y que, en consecuencia, al despojarlos de tales ingredientes su
nombre, siendo honestos debería cambiar. De lo contrario
en esa misma línea pronto se hablará de agua deshidrogenada,
de pintura invisible y de sal desalinizada.
Unplugged
Eléctrico
Hablo de lo ocurrido a Unplugged, ingeniosa iniciativa de MTV, hoy
desaparecida ante una programación atiborrada de realities
y demás producciones de mediocre calibre. La dinámica
del musical consistió al principio en recitales llevados
a cabo por agrupaciones reconocidas de temas en su mayoría
famosos con la peculiaridad del uso privativo de instrumentos acústicos.
Pero luego, por una inconmutable idea de no sé qué
badulaque directivo del decadente canal televisivo, se decidió
implementar la inexplicable modalidad de Unpluggeds Eléctricos.
Del incoherente proyecto, acaecido a mediados de los noventas, fueron
cómplices diversas bandas latinoamericanas, entre ellas y
hasta donde recuerdo, Los Fabulosos Cadillacs y Caifanes. De nuevo
me pregunto: Si el objetivo original de Unplugged era el de abrir
campo a la música acústica, el de exhibir una versatilidad
despojada de efectos y el de mostrar un sonido impoluto sin truculencias
de tipo alguno.... ¿Por qué demonios convertir el
noble ideal en un pequeño concierto convencional a puertas
cerradas? ¿Será acaso que la categoría de desconectado
se debió en tales casos a la utilización de baterías
Energizer en lugar de corriente eléctrica continua para los
amplificadores e instrumentos? Otro clásico caso de DPA.
Rock
en Río 2004 con sede en Lisboa
Discutible, más no
por ello poco loable es el mérito obtenido por los organizadores
de éste magnánimo festival, al reunir a diversas estrellas
de diversos países y de muy, muy disímiles calidades
musicales. De entrada, ya es bien descabellado aglutinar en un mismo
evento a Paul McCartney, Britney Spears, Sepultura y Alejandro Sanz,
entre muchos otros, y perdóneseme, por favor si les incluyo
en también, en un mismo párrafo. Pero aún más
discutible, excidioso, diría yo, es llevar a cabo una serie
de conciertos como la mencionada, bajo el título de Rock
en Río, cuando la sede del mismo se encontraba a no menos
de cinco mil kilómetros de distancia cruzando el océano,
muy mal calculados, en el parque Bela Vista de Lisboa Portugal.
Craso episodio de DPA. Tal hecho equivale en forma muy semejante
a establecer la sede del Festival Iberoamericano de teatro de Bogotá
en la Plaza de las Ventas de Madrid, España o a inaugurar
los Premios Americanos de la Música en Puerto Príncipe,
Haití.
Boyacá
- Chicó Fútbol Club
Eclosionado de la más
rancia raigambre cachaca. Atado como ninguna otra institución
al Gimnasio Moderno y a uno de sus más probos exalumnos,
Eduardo Pimentel (imbatible detentor del mayor número de
tarjetas rojas jamás mostradas a jugador balompédico
en la historia del deporte rey). Casado para siempre con el tal
vez más tradicional sector del norte bogotano en los últimos
cuarenta años y con la más capitalina estirpe de entre
las muchas que existen, el traslado de sede del Chicó Fútbol
Club a Tunja es tal vez una de las más lamentables DPA’s
que en los últimos años han flagelado con sus embates
certeros al corazón de la ciudad. Como macabro recordatorio
el emblema de la entidad sigue siendo el portal de la antigua haciendia
El Chicó, propiedad de doña Mercedes Sierra. Más
sensato sería cambiar tal estandarte por la catedral de la
cuna libertaria. De nuevo existe la contradicción espacial
sumada al contrasentido discursivo, no justificable, ni siquiera,
al pensar en una posible proximidad geográfica entre el norte
de Bogotá y Tunja. Imaginen ustedes que en un próximo
futuro apareciera el Boca Juniors – Tucumán o el Manchester
United – Merseyside Football Club. Una DPA en el amplio sentido
de la expresión.
Como conclusión
Son, a partir de los ejemplos citados, más que claras las
divergencias entre los conceptos de paradoja simple y DPA, por lo
que recabar en éstas sería un imperdonable incurrir
en el espiral de la glosa adormecedora.
Por tanto y en virtud de
la inmensa somnolencia que de seguro he ocasionado hasta el momento
entre quienes sigan la presente lectura y en mí mismo, me
limitaré a mencionar, a título de sentencia y con
nombre propio, a los que considero son los principales causantes
de DPA’s en el mundo entero: La visión capitalista
erigida como nueva gran verdad universal (y acoto, otra vez, no
soy mamerto), la falsa desaparición de fronteras (es decir,
las mayores brechas disfrazadas de transnacionalidad) y el incremento
permanente de desigualdades cuya asimetría es cada vez más
evidente.
En caso contrario,
¿Por qué habría alguien de permitirse el producir
y vender café descafeinado y leche deslactosada, una licencia
semántica y etimológica amparada en dispepsias y migrañas?
¿Quién hubiese tenido la idea de inventar un Unplugged
Eléctrico cuando bien sabemos que al fusionar la indumentaria
musical con el suministro de corriente la idea de unplugged se desvirtúa?
¿Por qué organizaría alguien un Rock en Río
en predios tan distantes de la ciudad que da nombre al festival?
Pero... sobre todo ¿Qué tunjano podrá sentir,
de corazón, afinidad alguna por el hoy deteriorado sector
del Chicó?
*Andrés
Ospina es codirector y cofundador de La Silla Eléctrica.
La cerveza, The Beatles, Bogotá y el Quindío se encuentran
entre sus mayores intereses.
|