La
cultura del lenguaje en el fútbol se ha ganado un espacio
de alta sintonía en los medios de comunicación.
Todo lo que se refiere al conocimiento del fútbol va creando
su propio lenguaje, hasta hacerse propio. Un sin número
de conocedores de este ramo del deporte hacen de él un
uso cotidiano. Entre ellos, los cronistas son quienes más
han creado términos de carácter especial. Los apodos,
extractados de una cultura popular, siempre han tenido trascendencia
en el accesible deporte del fútbol. Los hay en todas las
especies.
Los más famosos son los de los
animales, entre ellos los plumíferos: El pato Gual, español
de los años treinta, El pato Ubaldo Matildo Fillo, campeón
con la selección de Argentina en 1978, y el pato Patricio
Yáñez, jugador chileno que hoy es comentarista.
Rafael Nuñez, el uruguayo que en el Valencia fue llamado
el palomo, Manoel Francisco dos Santos más conocido como
Garrincha; el gavilán Fernando García que jugó
en clubes argentinos, españoles y mejicanos, Emilio “El
Buitre” Butrageño, figura del Real Madrid de los
años ochenta, y Luis Quiñones el aguilucho de Colombia.
Otras especies de la fauna son: el bufalo de San Luis, Juan Gilberto
Funes, el tigre Gareca y el conejo Tarantini, todos argentinos.
Con Tarantini no se conformaron con apodar al jugador, a su esposa
también le acomodaron el de la pata Villanueva, eso sí,
no se sabe aún que saldrá de esa mezcla.
En Méjico también son de
animales pero se dan en género femenino: Cornelio Cuevas
la coneja, Felipe Olivares la marrana, la sardina López,
la yegua Camarena, Pedro Olivares la perra y la rana Quiroga.
Animales de otros géneros son:
el arquero sovietico Lev Yashin la araña negra, el argentino
Rubén el ratón Ayala, el paraguayo puma Morete,
el arquero argentino de Boca Juniors tarzán Roma, y el
inglés Jackie Chalton, la jirafa.
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Están
los apodos cariñosos: el pelusa Maradona, Gianni Rivera il
Bambino d’Oro, Ricardo Zamora el divino, y el uruguayo Alvaro
“el chino” Recoba y el inglés Gordon Banks apodado
igual por sus ojos rasgados.
Los hay con tinte despectivo:
jorobado ortiz, jorobado Álvarez, Adrián Ciego Lecanda
el diente, Juan López el títere, Daniel Oliva el arrugado,
Arturo Ortiz rompehuesos y veneno Leyva.
Unos parecen gobernantes
Quinconçes I, Quinconçes II y Quinconçes III
o Gonzalvo I y Gonzalvo II, y el Kaiser Beckenbauer. Otros parecen
que fueran a la guerra: El torpedo Muller, el bombardero Orlando
Aravena, Serafín Aedo el navajas, guillermo Gorostiza bala
roja, bam bam Zamorano, Ferec Puskas conocido como cañoncito
pum, el mejicano Solano Baterías, el alemán Stielike
fue el tanque, y el mejicano Carlos Mues conocido como cañón
42 como recuerdo al cañón Berta, artefacto de los
alemanes en la guerra.
Y para finalizar, aunque
faltan muchos, están los correspondientes a las características
físicas: César Luis el flaco Menotti, Héctor
el manco Castro, el coloradito Killer, el pocillo López,
el cholo Sotil, Percy la trucha Rojas, por su boca, y el calvo Lato.
Nos hemos quedado cortos,
recopilarlos en el mundo del fútbol es casi imposible, en
cada torneo surgen más. Sin duda el apodo más conocido
en el fútbol es el de Pelé, tanto que algunos no conocen
su verdadero nombre: Edson Arantes Do Nascimento. Nadie sabe el
por que de este apelativo, ni su madre ni el mismo. Pero ¡carajo!...
Pelé es Pelé.
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Enrique Martínez es periodista y lliterato.
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