Comencemos
con una frase de Epicteto, en el siglo I de nuestra era: "Los
hombres no se sienten perturbados por las cosas, sino por la forma
en que las miran".
La niñez y todo
lo que se refiere a ella no pueden ser entendidos como un concepto
cuyo desarrollo se forjó linealmente a lo largo de la historia,
pues ésta se ha asumido de diferente manera según
la época y las respectivas formas de entender la cultura.
Además son muchos los factores que intervienen para tal
definición. Porque no ha existido una juventud o una niñez,
sino muchas. Y en ellas ha influido tremendamente el factor social
o clase y estrato socioeconómico a los que pertenece quien
se quiere definir. Es distinto un joven que proviene en el siglo
XX del sector obrero a otro que proviene de una familia adinerada
y a su vez es distinto un joven ruso de uno chino y uno australiano.
En la actualidad y desde
los años sesenta, a la juventud o adolescencia, que se
supone son el paso siguiente a la niñez, se les ha dado
una gran importancia, casi de tipo capital, pues se convierten
en el ideal a seguir: sus cuerpos son el centro, son el modelo,
son deseables. Paradoja enorme porque la idea del joven no solo
se ha inventado con el fin de exaltar la libido del posible consumidor,
de cualquier tipo de consumo, sino que además es fuente
de toda sospecha en la vida real, en ocasiones es culpable con
antelación de lo que sea, con más veras si llevan
ciertas indumentarias que también de antemano son sospechosas,
pero ya se sabe, repito, la juventud es y ha sido una construcción
social y cultural con las debidas contradicciones generales o
sin ellas.
El tema que hoy trato
tangencialmente, por lo espinoso del mismo y porque requiere un
debate mucho más abierto y frontal, tiene que ver con el
joven, al menos con el interés de conservar el joven perenne,
el ideal eterno de Peter Pan y de su supuesto representante en
la tierra, el señor Michael Jackson, pero también
los niños, por el manifiesto deseo de convivir de aquel
con éstos y cómo no, de algunos de ellos con él.
Cuando presentan programas
de televisión y en algunos de radio, no sé si a
ustedes les pasa que se preguntan cuándo se es un niño,
cuándo un jovencito, un joven, o un menor, pues parece
que los límites que a simple vista logramos establecer,
los medios de comunicación no. Éstos, por conveniencias
de la comunicación, se aúnan en el mal o confuso
uso de la convención. Ellos dicen niño según
su interés, pues si se trata de un joven de 17 años
que fue enrolado en un grupo armado, éste es un niño,
lo mismo si desgraciadamente la noticia trata de una violación
sufrida por alguien con esa edad.
Pienso que la dependencia
o la independencia que vive el menor, son importantes para realizar
algunas mediciones, porque le sirven de parámetro a la
sociedad para cuantificar la idea de madurez que tiene éste
y por tanto la capacidad de decisión que es capaz de desarrollar
y el grado de lucidez que debe acompañarla.
¿La niñez
dónde termina? Posiblemente ese paso puede tener lugar,
cuando se comienza a tener conciencia de la importancia de la
autonomía y cuando hay una mayor madurez tanto intelectual
como sexual, las cuales, pueden presentarse por separado. En todo
caso la adolescencia señala el período en que los
niños rechazan esa dependencia total con sus padres.
Hablar de una evolución
fisiológica es un tema que de todas maneras resulta difícil
de precisar. Porque.. cómo se establece esa diferencia,
cómo de un día para otro, por efecto de un cumpleaños
se pasa de la condición de menor de edad a mayor y cómo
de repente, según la ley, ya se pueden administrar unos
bienes o votar.
¿Acaso no puede
haber casos de personas mayores adultas o viejas, que piensan
y actúan como una de diez y seis? Y viceversa, puede darse
el caso de jóvenes con una actitud y una madurez no muy
acorde con su edad cronológica, y comportarse como adultos.
Digamos entonces que en
lo relativo a éste tema es muy difícil establecer
cuándo comienza la adultez en el joven y cuándo
termina la infancia de éste. Sin embargo no dejamos de
entender las ideas de la juventud y de la niñez como algo
importante para la estructura de una colectividad como posibilidad
y como potencial que representan.
Es este el motivo por
el cual a la sociedad le fue necesario establecer unas pautas
generalizadoras con el fin de darle paso a una ley que finalmente
busca proteger a una población mucho más vulnerable
que otras, y donde además se afincan todas las posibilidades
de futuro.
A veces se exagera cuando
de vender se trata, y por eso, qué mejor que recurrir a
la desinformación o al exceso, aunque así se vulnere
y se violen derechos que son esenciales al los posibles acusados,
a sus posibles víctimas y a los parientes de ambos. ¡Ventas!
a esto prácticamente se reduce todo, pues en este tema
espinoso, hablar de relacionarse con menores desde la perspectiva
sexual poco se ventila en público.
Por eso con frecuencia,
repito, en los medios escritos y radiales se utilizan por pura
conveniencia el niño o el joven según el interés
que tengan o según qué tipo de repuesta esperan
de un público cautivo, tal y como sucede cuando se trae
a colación casos en los cuales, algunas personas tienen
relaciones sexuales con menores de edad y su caso se ventila ante
la opinión pública.
Por estos motivos traigo
a colación el caso de Michael Jackson, pues es frecuente,
sobre todo en la radio, oír cómo cuestionan la sexualidad
del famoso cantante y cómo le adecuan siempre menores de
edad a su realidad íntima, comentarios que adosan con burlas
de diversa índole.
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La
referencia a la palabra niño, siempre es reiterativa cuando
se lo menciona, y advierto que no se trata de una defensa ni una
justificación a los presuntos hechos que le adjudican. Simplemente,
parece que nadie se detiene a pensar en las palabras que provienen
del artista. Lo que él dice se obvia, y parece que su decir
es una mentira que encubre una realidad sórdida.
Nunca recordamos la historia
de éste grande de la música pop, y por el contrario,
se le acomoda la generosa y burda vida que tenemos que padecer o
gozar, según el caso, el común de los mortales. Y
esto es un imposible, porque sus circunstancias particulares definitivamente
lo separaron de la gran mayoría, lo hicieron diferente.
Él fue construido
para satisfacer en primera instancia, a sus padres y su magnífico
negocio y en una segunda como consecuencia lógica, para satisfacer
a esa masa humana que pide circo, música, y pan. "Diversión",
pues quienes luego de gozar con y de sus propios mitos -en este
caso el de Jackson- paradójicamente terminan devorándolo
en un verdadero acto de divertida antropofagia, como sucede con
casi todos los héroes mediáticos donde caben actores
como Marlon Brando o Grace Kelly.
Claro que con la candorosa
ingenuidad de quien hablamos, algunas mentiras de su parte, inteligencia,
termina siguiendo el juego ajeno. Complace a quienes lo construyeron
hasta un punto y erige su propio mundo, su micro-macro mundo lejos
de todo y de todos.
Grosso modo, si nos remontamos
a los orígenes de Michael Jackson. recordamos que hizo parte
del grupo Los Jacksons 5, y que desde los comienzos los hermanos
tuvieron que soportar la exigencias de un padre bastante particular
y posesivo. El mismo cantante ha confesado la violencia a la que
fue sometido, la cual, por lo menos por parte de su madre, es negada.
Y recalco que se trata
de todas formas de una vida que se sale de lo común. ¿Cuántos
años tenía cuando empezó a cantar en el grupo
familiar? Los que sean, no importa el dato exacto, el caso es que
comenzó siendo muy joven, niño, en las lides del mundo
del espectáculo, y a cualquier ser humano que le toca o corresponde
vivir encerrado cantando, practicando, aprendiendo baile y coreografías,
enfrentándose al público que lo aclama en TV, en teatros
en giras y a su vez esa gente lo adula y delira por él sin
importar la edad que tiene, ¿Esperamos que se comporte como
un muchacho cualquiera de cualquiera de nuestros barrios, pueblos,
ciudades y ya más elegantes, suburbios?
Imposible: él creó
una realidad particular, su mundo "real", su mundo perverso
desde una perspectiva psicoanalítica si se quiere, y él
juega un juego tan personal, que le permite inscribirse a medias
en un mundo torpe y profundamente miope, mundo que él rechaza
de plano, porque siente lo traiciona y vulnera, como auténticamente
sucede. Mundo de montaje, aun que sea el real, porque el que es
válido para Jackson es el que existe en su propia coreografía.
Gana lo que no puede ganar sino una ínfima minoría,
y encuentra con los medios económicos la posibilidad de poder
realizar y concretar cualquier fantasía. Entre otras, él
mismo revela en esa confesión pública, que seguramente
vio muchísima gente, para no inventar que rompió una
marca o record en el campo de audiencia, que está fascinado
con Peter Pan, supuestamente el pequeño héroe literario,
amigo de Campanita y que se niega a crecer.
No se cuál podía
ser la vida sexual de Peter, pero de seguro era bastante ingenua:
nadie lo imagina borracho y copulando con la dulce y rara Campanita.
Entre otras, la hubiera matado, cosa que hubiera sido una monstruosidad,
o que de pronto a ella le habría gustado. La anatomía
puede resultar, de veras, más flexible de lo que uno se imagina.
Y si alguien se niega a
crecer, nada más aterrador que ver diariamente en el espejo
que existen marcas indelebles que la vida esculpe sin remedio. Entonces
relacionarse con la gente de su misma edad, sus contemporáneos,
podría serle temible porque lo que no se quiere admitir,
está frente a él, hablándole, apareciéndose.
Parece, por lo menos desde mi punto de vista, que él no quiso
hacerse las operaciones faciales a las que se expuso, para parecerse
a Donna Summer o a cualquier otra diva como se dijo. No, parece
más bien, que quiso hacerse la operación para acercarse
a la caricatura -literalmente- de Peter Pan. Es decir que no quiso
recrearse como otro ser humano sino como el protagonista de una
historia o cuento infantil.
Así pasa con los
muchachos, no necesariamente niños, con los que se acuesta,
los cuales, con su piel joven posiblemente le signifiquen la tranquilidad
de un tiempo que no pasa, falso modelo y reflejo, porque mientras
ellos no necesitan de operaciones estéticas, él sí,
y quién sabe si sus prohibiciones internas le constriñan
su sexualidad a tan solo disfrutar con su compañía,
tal vez no pueda "copulart" y se limite a verlos en la
plenitud de sus formas pero desde una demarcación visual.
Preferirá,
supongo, ser un pedagogo de esos de marras, que buscan enseñar
y dejar una huella desde la ascendencia que proporciona el punto
de vista del mayor sobre el menor. ¿Por qué no creerle
también a Michael Jackson? ¿Por qué no analizarlo
desde él mismo y no entenderlo como una extensión
de un joven de barrio que crece, se reproduce divertidamente, antes
parecía que esto no siempre era así, se emborracha
y muere?
Soñemos qué
haríamos nosotros con una fortuna descomunal si pudiéramos
erigir nuestros caprichos a ver si no rompen la coherencia con la
realidad. Simplemente los invito a dudar de la información
que recibimos y no aceptar sin ningún tipo de crítica
lo que nos ofrecen. Ingenuo o no simplemente resulta siendo un vario
mirar.
*Mauricio
Vásquez Prieto es padre intelectual y mentor de La Silla
Eléctrica. Suele ser tildado de "Monstruo" y "Arequipe".
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