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Un vario mirar
Mauricio Vásquez

Comencemos con una frase de Epicteto, en el siglo I de nuestra era: "Los hombres no se sienten perturbados por las cosas, sino por la forma en que las miran".

La niñez y todo lo que se refiere a ella no pueden ser entendidos como un concepto cuyo desarrollo se forjó linealmente a lo largo de la historia, pues ésta se ha asumido de diferente manera según la época y las respectivas formas de entender la cultura. Además son muchos los factores que intervienen para tal definición. Porque no ha existido una juventud o una niñez, sino muchas. Y en ellas ha influido tremendamente el factor social o clase y estrato socioeconómico a los que pertenece quien se quiere definir. Es distinto un joven que proviene en el siglo XX del sector obrero a otro que proviene de una familia adinerada y a su vez es distinto un joven ruso de uno chino y uno australiano.

En la actualidad y desde los años sesenta, a la juventud o adolescencia, que se supone son el paso siguiente a la niñez, se les ha dado una gran importancia, casi de tipo capital, pues se convierten en el ideal a seguir: sus cuerpos son el centro, son el modelo, son deseables. Paradoja enorme porque la idea del joven no solo se ha inventado con el fin de exaltar la libido del posible consumidor, de cualquier tipo de consumo, sino que además es fuente de toda sospecha en la vida real, en ocasiones es culpable con antelación de lo que sea, con más veras si llevan ciertas indumentarias que también de antemano son sospechosas, pero ya se sabe, repito, la juventud es y ha sido una construcción social y cultural con las debidas contradicciones generales o sin ellas.

El tema que hoy trato tangencialmente, por lo espinoso del mismo y porque requiere un debate mucho más abierto y frontal, tiene que ver con el joven, al menos con el interés de conservar el joven perenne, el ideal eterno de Peter Pan y de su supuesto representante en la tierra, el señor Michael Jackson, pero también los niños, por el manifiesto deseo de convivir de aquel con éstos y cómo no, de algunos de ellos con él.

Cuando presentan programas de televisión y en algunos de radio, no sé si a ustedes les pasa que se preguntan cuándo se es un niño, cuándo un jovencito, un joven, o un menor, pues parece que los límites que a simple vista logramos establecer, los medios de comunicación no. Éstos, por conveniencias de la comunicación, se aúnan en el mal o confuso uso de la convención. Ellos dicen niño según su interés, pues si se trata de un joven de 17 años que fue enrolado en un grupo armado, éste es un niño, lo mismo si desgraciadamente la noticia trata de una violación sufrida por alguien con esa edad.

Pienso que la dependencia o la independencia que vive el menor, son importantes para realizar algunas mediciones, porque le sirven de parámetro a la sociedad para cuantificar la idea de madurez que tiene éste y por tanto la capacidad de decisión que es capaz de desarrollar y el grado de lucidez que debe acompañarla.

¿La niñez dónde termina? Posiblemente ese paso puede tener lugar, cuando se comienza a tener conciencia de la importancia de la autonomía y cuando hay una mayor madurez tanto intelectual como sexual, las cuales, pueden presentarse por separado. En todo caso la adolescencia señala el período en que los niños rechazan esa dependencia total con sus padres.

Hablar de una evolución fisiológica es un tema que de todas maneras resulta difícil de precisar. Porque.. cómo se establece esa diferencia, cómo de un día para otro, por efecto de un cumpleaños se pasa de la condición de menor de edad a mayor y cómo de repente, según la ley, ya se pueden administrar unos bienes o votar.

¿Acaso no puede haber casos de personas mayores adultas o viejas, que piensan y actúan como una de diez y seis? Y viceversa, puede darse el caso de jóvenes con una actitud y una madurez no muy acorde con su edad cronológica, y comportarse como adultos.

Digamos entonces que en lo relativo a éste tema es muy difícil establecer cuándo comienza la adultez en el joven y cuándo termina la infancia de éste. Sin embargo no dejamos de entender las ideas de la juventud y de la niñez como algo importante para la estructura de una colectividad como posibilidad y como potencial que representan.

Es este el motivo por el cual a la sociedad le fue necesario establecer unas pautas generalizadoras con el fin de darle paso a una ley que finalmente busca proteger a una población mucho más vulnerable que otras, y donde además se afincan todas las posibilidades de futuro.

A veces se exagera cuando de vender se trata, y por eso, qué mejor que recurrir a la desinformación o al exceso, aunque así se vulnere y se violen derechos que son esenciales al los posibles acusados, a sus posibles víctimas y a los parientes de ambos. ¡Ventas! a esto prácticamente se reduce todo, pues en este tema espinoso, hablar de relacionarse con menores desde la perspectiva sexual poco se ventila en público.

Por eso con frecuencia, repito, en los medios escritos y radiales se utilizan por pura conveniencia el niño o el joven según el interés que tengan o según qué tipo de repuesta esperan de un público cautivo, tal y como sucede cuando se trae a colación casos en los cuales, algunas personas tienen relaciones sexuales con menores de edad y su caso se ventila ante la opinión pública.

Por estos motivos traigo a colación el caso de Michael Jackson, pues es frecuente, sobre todo en la radio, oír cómo cuestionan la sexualidad del famoso cantante y cómo le adecuan siempre menores de edad a su realidad íntima, comentarios que adosan con burlas de diversa índole.

 



 

La referencia a la palabra niño, siempre es reiterativa cuando se lo menciona, y advierto que no se trata de una defensa ni una justificación a los presuntos hechos que le adjudican. Simplemente, parece que nadie se detiene a pensar en las palabras que provienen del artista. Lo que él dice se obvia, y parece que su decir es una mentira que encubre una realidad sórdida.

Nunca recordamos la historia de éste grande de la música pop, y por el contrario, se le acomoda la generosa y burda vida que tenemos que padecer o gozar, según el caso, el común de los mortales. Y esto es un imposible, porque sus circunstancias particulares definitivamente lo separaron de la gran mayoría, lo hicieron diferente.

Él fue construido para satisfacer en primera instancia, a sus padres y su magnífico negocio y en una segunda como consecuencia lógica, para satisfacer a esa masa humana que pide circo, música, y pan. "Diversión", pues quienes luego de gozar con y de sus propios mitos -en este caso el de Jackson- paradójicamente terminan devorándolo en un verdadero acto de divertida antropofagia, como sucede con casi todos los héroes mediáticos donde caben actores como Marlon Brando o Grace Kelly.

Claro que con la candorosa ingenuidad de quien hablamos, algunas mentiras de su parte, inteligencia, termina siguiendo el juego ajeno. Complace a quienes lo construyeron hasta un punto y erige su propio mundo, su micro-macro mundo lejos de todo y de todos.

Grosso modo, si nos remontamos a los orígenes de Michael Jackson. recordamos que hizo parte del grupo Los Jacksons 5, y que desde los comienzos los hermanos tuvieron que soportar la exigencias de un padre bastante particular y posesivo. El mismo cantante ha confesado la violencia a la que fue sometido, la cual, por lo menos por parte de su madre, es negada.

Y recalco que se trata de todas formas de una vida que se sale de lo común. ¿Cuántos años tenía cuando empezó a cantar en el grupo familiar? Los que sean, no importa el dato exacto, el caso es que comenzó siendo muy joven, niño, en las lides del mundo del espectáculo, y a cualquier ser humano que le toca o corresponde vivir encerrado cantando, practicando, aprendiendo baile y coreografías, enfrentándose al público que lo aclama en TV, en teatros en giras y a su vez esa gente lo adula y delira por él sin importar la edad que tiene, ¿Esperamos que se comporte como un muchacho cualquiera de cualquiera de nuestros barrios, pueblos, ciudades y ya más elegantes, suburbios?

Imposible: él creó una realidad particular, su mundo "real", su mundo perverso desde una perspectiva psicoanalítica si se quiere, y él juega un juego tan personal, que le permite inscribirse a medias en un mundo torpe y profundamente miope, mundo que él rechaza de plano, porque siente lo traiciona y vulnera, como auténticamente sucede. Mundo de montaje, aun que sea el real, porque el que es válido para Jackson es el que existe en su propia coreografía. Gana lo que no puede ganar sino una ínfima minoría, y encuentra con los medios económicos la posibilidad de poder realizar y concretar cualquier fantasía. Entre otras, él mismo revela en esa confesión pública, que seguramente vio muchísima gente, para no inventar que rompió una marca o record en el campo de audiencia, que está fascinado con Peter Pan, supuestamente el pequeño héroe literario, amigo de Campanita y que se niega a crecer.

No se cuál podía ser la vida sexual de Peter, pero de seguro era bastante ingenua: nadie lo imagina borracho y copulando con la dulce y rara Campanita. Entre otras, la hubiera matado, cosa que hubiera sido una monstruosidad, o que de pronto a ella le habría gustado. La anatomía puede resultar, de veras, más flexible de lo que uno se imagina.

Y si alguien se niega a crecer, nada más aterrador que ver diariamente en el espejo que existen marcas indelebles que la vida esculpe sin remedio. Entonces relacionarse con la gente de su misma edad, sus contemporáneos, podría serle temible porque lo que no se quiere admitir, está frente a él, hablándole, apareciéndose. Parece, por lo menos desde mi punto de vista, que él no quiso hacerse las operaciones faciales a las que se expuso, para parecerse a Donna Summer o a cualquier otra diva como se dijo. No, parece más bien, que quiso hacerse la operación para acercarse a la caricatura -literalmente- de Peter Pan. Es decir que no quiso recrearse como otro ser humano sino como el protagonista de una historia o cuento infantil.

Así pasa con los muchachos, no necesariamente niños, con los que se acuesta, los cuales, con su piel joven posiblemente le signifiquen la tranquilidad de un tiempo que no pasa, falso modelo y reflejo, porque mientras ellos no necesitan de operaciones estéticas, él sí, y quién sabe si sus prohibiciones internas le constriñan su sexualidad a tan solo disfrutar con su compañía, tal vez no pueda "copulart" y se limite a verlos en la plenitud de sus formas pero desde una demarcación visual.

Preferirá, supongo, ser un pedagogo de esos de marras, que buscan enseñar y dejar una huella desde la ascendencia que proporciona el punto de vista del mayor sobre el menor. ¿Por qué no creerle también a Michael Jackson? ¿Por qué no analizarlo desde él mismo y no entenderlo como una extensión de un joven de barrio que crece, se reproduce divertidamente, antes parecía que esto no siempre era así, se emborracha y muere?

Soñemos qué haríamos nosotros con una fortuna descomunal si pudiéramos erigir nuestros caprichos a ver si no rompen la coherencia con la realidad. Simplemente los invito a dudar de la información que recibimos y no aceptar sin ningún tipo de crítica lo que nos ofrecen. Ingenuo o no simplemente resulta siendo un vario mirar.

*Mauricio Vásquez Prieto es padre intelectual y mentor de La Silla Eléctrica. Suele ser tildado de "Monstruo" y "Arequipe".

 
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