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Radio juvenil en Bogotá, 1963-2004
¿Una historia fragmentada?
Segunda parte
Andrés Ospina

1970-1980

Cuando los sesenta terminan, tiene lugar un éxodo masivo por parte de un considerable grupo de los más destacados músicos de la década. Mientras muchos representantes de la clase alta optan por adelantar sus estudios en el extranjero, Colombia vivirá su propio proceso migratorio interno gracias a los jóvenes de escasos recursos desplazados del ámbito rural por diversas circunstancias. Pareciera como si el movimiento anterior no fuese más que un destello pasajero, producto del fugaz entusiasmo de la década. Por desgracia, lo que con más fervor se recuerda de entonces es el menos interesante de los movimientos musicales encabezado por extraños híbridos colombomexicanos como Oscar Golden, Harold, Vicky o Lyda Zamora. En el otro extremo estaban, por ejemplo, Pablus Gallinazus o el poeta doblado de cantante Jotamario Arbeláez, vinculados a la izquierda o a corrientes intelectuales bastante más sólidas, el nadaísmo entre ellas.


Con el tiempo, de las extintas bandas de rock de los sesenta aparecerían nuevas formaciones haciendo uso de exintegrantes de los ensambles anteriores, mucho más experimentales. Humberto Monroy formaría Génesis, una de las más interesantes y persistentes bandas del rock en el país, creadora del folk rock colombiano. Los Flippers sobrevivirían con distintos integrantes. Siglo 0 y Columna de Fuego reclutarían a músicos ya famosos en diversas agrupaciones de los sesenta. Algunos ensambles del tipo Malanga encontrarían en discos de 45 revoluciones por minuto y una canciones en cada cara, su único testimonio para la posteridad. Habría, contra todas las adversidades, excelentes grabaciones como La Gran Feria, de La Banda Nueva o Pronto viviremos un mundo mejor de Los Flippers, algo más progresivos que diez años atrás.

 

Pese a que las condiciones económicas del país parecen mejorar, no ocurre lo mismo con la eterna ausente infraestructura de divulgación y ventas, ahora evidente. Las disqueras dejaron de poner sus ojos en las jóvenes bandas nacientes y –de seguro- en los jóvenes también. Las utopías de amor y paz desaparecen: al igual que en gran parte del mundo se van diluyendo para dar paso a ideales más propios de músicos mortales que de sabios sobrenaturales.

Así, muchas de las mejores bandas colombianas de los setenta no consiguen dar testimonio alguno de su paso por la historia, algo lamentable si nos comparamos con los casos “cercanos” de México o Argentina. Se pone de manifiesto, por primera vez, la inexistente industria del rock en Colombia así como la ausencia absoluta de un impulso necesario para dar alguna medida de continuidad al boom comercial de años pasados.

Surgen así, iniciativas radiales para nuevos públicos. Radio 15 se convierte en Radio Visión. Manolo Bellón, quien siendo un adolescente había llamado a la emisora para corregir la mala pronunciación de un tema anunciado por Restrepo Caro, se constituiría en el arquetipo del Dj del momento. Todelar responde con Radio Tequendama, dirigida por Gonzalo Ayala, un proyecto algo menos elitista en donde se combinan los últimos éxitos del pop mundial con la balada local y extranjera. De otro lado viene Radio Fantasía en los 1550 de AM, al principio bajo la batuta de Álvaro Monroy Guzmán, veterano símbolo de la radio y la televisión en el país y luego en manos de Cenpro, de la Fundación Social.. Son muchos quienes aprendieron a oír rock con Radio Fantasía, emisora en donde se combinaban anécdotas pregrabadas en relación con la música, y las mejores canciones de la época, por lo general bajo el patrocinio de Disco Club... Todas las ondas en música. HJCK, emisora clásica por excelencia también abriría algunos espacios para la transmisión del rock progresivo del momento.

Cada una sintonizada por un segmento distinto de la población joven. Cada una excluyente e incluyente a su manera. Casi al final de los setenta, aparece HJJZ, última sucesora de la saga Radio Quince-Radio Visión con el slogan: “H doble J Z... Sobradísima” que terminaría por convertirse en “La emisora “Menuda” de Colombia”, en alusión, claro está al grupo Menudo. Es de mencionarse también el aporte de la cadena radial de la familia Sánchez Cristo: Emisoras Eldorado en donde empezaría la carrera de Julio y Jaime Sánchez hoy verdaderas y controvertidas estrellas de los medios criollos.

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*Andrés Ospina es codirector y cofundador de La Silla Eléctrica. La cerveza, The Beatles, la radio y Bogotá se encuentran entre sus mayores intereses.

 
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