Los
años que siguieron me volvieron a dar esperanza, la depresión
era parte del pasado. Me gradué del colegio, me salve de
el ejercito y pude entrar a la universidad. Generalmente cuando
uno sale de una gran depresión empieza a buscar respuestas
sobre la vida, y empieza a charlar con los amigosblico fiel, además
porque con los años, los dueños de bares se empezaron
a dar cuenta que siempre aparecen nuevos clientes con ganas de
empezar a tirárselas de intelectuales y hablar carreta
al compás de la música de “Silvio y Pablo”.
Yo
no fui la excepción y empecé a frecuentar es sobre
el sentido de la existencia, las creencias religiosas, la falsedad
del mundo en el que vivimos, y la búsqueda de la verdad
absoluta. Eso nos va llevando a conocer nueva gente y entrar en
una movida bogotana, que a diferencia de las anteriores nunca
pasa de moda, y siempre mantiene un cierto “target”.
La movida “bohemia” lleva treinta años teniendo
a su puos sitios. Para esa época oía mucho Sui-Generis,
y Fito Páez, me gustaban ver películas como La Noche
de los Lápices, tenía un discurso contra los militares,
contra las dictaduras, y contra el capitalismo. Sin embargo yo
no era del ala radical. En esos sitios era muy normal encontrarse
a muchachos con la pinta a lo Andrés Caicedo, mechudos
flacos y de gafas gruesas, con mochila y un insoportable tono
de voz grueso y pausado que hablaban del materialismo dialéctico,
el postmodernismo, y los nuevos retos de la revolución.
Los menos políticos en cambio se dedicaban a leerle (en
ese mismo tono) a las incautas niñas que frecuentaban los
bares, cosas como “mi táctica es quererte como sos
amarte como sos” o “ estoy con ganas de verte, cansado
de verte” , y si Benedetti no funcionaba se ponían
mas radicales: “ me gustas cuando callas porque estas como
ausente”: los años han pasado pero Benedetii y Neruda
siguen teniendo el mismo efecto entre las niñas... y ellas
parecieran no darse cuenta.
Empeze
a frecuentar mucho lugares como “el bulin”, “famas
y cronopios” o “los versos del capitan” fue
en este ultimo en donde me encontraba aquella noche. Mis amigos
habían cambiado, no había vuelto a saber de mi amigo
el pinta, andaba con otros dos que estaban en pos de dejarse el
pelo largo como yo. Por esos dias mi vida amorosa andaba muy bien,
había conseguido novia en mi entrada a la universidad,
andaba feliz con ella, y eramos una pareja estable. Poe esas cosas
que tiene la vida a ella no la dejaron salir esa noche y me fui
con mis amigos a los versos.
Llegamos un poco tarde, por lo cual ya casi todas las mesas de
madera, con velas encima estaban llenas, por lo cual nos toco
hacernos en la entrada. El dueño de “Los Versos”
era un chileno que había escapado de la dictadura, de barba
larga. Se subió a la tarima y anuncio al espectáculo
de la noche, una nueva figura que alternaría temas de su
propia inspiración con algunos covers. Para cautivar a
la audiencia, el mechudo aquel empezó su recital con una
canción de “Silvio” “te molesta mi amor,
mi amor de surtidor”, después toco un par de temas
de él.
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No me acuerdo muy bien, pero se que hacían alusión
a las flores, al viento, a la lluvia, y todos tenían al final
un simil femenino. Una de esas canciones, antes de empezar se la
dedico a “una hermosa mujer que ha llenado mi vida de espiritualidad”.
A estas alturas del cuento decir de quien se trataba esa hermosa
mujer en actitud de sorpresa seria un contrasentido. Cuando se acabo
el concierto, nos pudimos hacer en la misma mesa que ellos ya que
uno de mis amigos estudiaba con el cantante, que obviamente también
tenia la pinta Andrés Caicedo. A pesar de la sorpresa que
me dio verla, el hecho de que mi vida sentimental estuviera bien,
hizo que no fuera tan chocante encontrármela. Tardo unos
segundos en reconocerme debido a mis gafas y mis mechas, pero cuando
lo hizo me saludo efusivamente. El novio pregunto sorprendido de
donde conocíamos, a lo que ella contesto “de la vida”
y sonrió. Se veía muy linda con su falda larga de
flores y su saco de lana. Así que no sentamos y hablamos
un buen rato. Ella solo tenia ojos para el intelectualoide este,
se derretía ante toda su lora barata y solo atinaba a decir
¡es cierto¡.
Casi no pude hablar con ella, de hecho casi no pude hablar, debido
a que este señor hablaba tanta basura que era imposible abrir
la boca. En un momento se fue a hablar con el dueño del bar,
con lo que por fin la puede abordar, le conté que yo también
estaba cuadrado y que estaba feliz. Le pregunté por el duro,
a lo que ella me contó que estaban cuadrados cuando el le
dijo que iba a hacer un negocio a Venezuela. Esa fue la ultima vez
que lo vio.
- Él al principio quería buscarte para matarte - me
dijo.
- Tengo la impresión que el que no lo haya hecho tiene mucho
que ver contigo.
- Algo así.
Me
contó que aunque le dio muy duro ella tuvo la suerte de conocer
a este personaje en la universidad, que le había abierto
los ojos y lo había mostrado lo engañada que había
estado.
Yo atine a decirle
en un momento “tu sigues siendo una cuenta pendiente en mi
vida”. Ella se sonrió, pero justo en ese momento el
hombre empezó a cantar y en seguida ella me dejo de hablar,
fascinada como si estuviera hipnotizada, ella escuchaba los dulces
acordes de la guitarra que emanaban de este señor. Yo me
quede mirándola, entendí que para que ella logre enamorarse
de alguien, uno debe mantener una pose o un status, esta vez no
me dio rabia, me dio lastima.
Me
termine la botella de ron y me fui con mis amigos, la despedida
con ella fue fría, pero al menos no fue dramática
como las anteriores, ella se quedó allá idolatrando
al semi hippie en potencia este y yo me fui con la tranquilidad
de saber que había alguien más en mi vida, que estaba
esperando que yo llegara a casa para que la llamara.
Con
el tiempo me fui desilusionando de la movida bohemia, descubrí,
que a pesar de lo profunda que parecía, era igual de superficial
que cualquier otra y después de un tiempo se tornaba aburrida,
pero para el que lo desee allí esta siempre aceptando nuevo
militantes...
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*Manuel
Francisco Carreño es el verdadero nombre de Brando Maya,
gestor de innumerables y fallidos proyectos individuales y en colectivo,
entre los que se cuentan El Utensilio, Morgan Records, Paréntesis,
Poliarquía F.C. y Situación Crónica. Hoy es
codirector del espectáculo radial La Silla Eléctrica.
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