1970-1980
Cuando
los sesenta terminan, tiene lugar un éxodo masivo por parte
de un considerable grupo de los más destacados músicos
de la década. Mientras muchos representantes de la clase
alta optan por adelantar sus estudios en el extranjero, Colombia
vivirá su propio proceso migratorio interno gracias a los
jóvenes de escasos recursos desplazados del ámbito
rural por diversas circunstancias. Pareciera como si el movimiento
anterior no fuese más que un destello pasajero, producto
del fugaz entusiasmo de la década. Por desgracia, lo que
con más fervor se recuerda de entonces es el menos interesante
de los movimientos musicales encabezado por extraños híbridos
colombomexicanos como Oscar Golden, Harold, Vicky o Lyda Zamora.
En el otro extremo estaban, por ejemplo, Pablus Gallinazus o el
poeta doblado de cantante Jotamario Arbeláez, vinculados
a la izquierda o a corrientes intelectuales bastante más
sólidas, el nadaísmo entre ellas.
Con el tiempo, de las extintas bandas de rock de los sesenta aparecerían
nuevas formaciones haciendo uso de exintegrantes de los ensambles
anteriores, mucho más experimentales. Humberto Monroy formaría
Génesis, una de las más interesantes y persistentes
bandas del rock en el país, creadora del folk rock colombiano.
Los Flippers sobrevivirían con distintos integrantes. Siglo
0 y Columna de Fuego reclutarían a músicos ya famosos
en diversas agrupaciones de los sesenta. Algunos ensambles del
tipo Malanga encontrarían en discos de 45 revoluciones
por minuto y una canciones en cada cara, su único testimonio
para la posteridad. Habría, contra todas las adversidades,
excelentes grabaciones como La Gran Feria, de La Banda Nueva o
Pronto viviremos un mundo mejor de Los Flippers, algo más
progresivos que diez años atrás.
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Pese
a que las condiciones económicas del país parecen
mejorar, no ocurre lo mismo con la eterna ausente infraestructura
de divulgación y ventas, ahora evidente. Las disqueras dejaron
de poner sus ojos en las jóvenes bandas nacientes y –de
seguro- en los jóvenes también. Las utopías
de amor y paz desaparecen: al igual que en gran parte del mundo
se van diluyendo para dar paso a ideales más propios de músicos
mortales que de sabios sobrenaturales.
Así, muchas de las mejores bandas colombianas de los setenta
no consiguen dar testimonio alguno de su paso por la historia, algo
lamentable si nos comparamos con los casos “cercanos”
de México o Argentina. Se pone de manifiesto, por primera
vez, la inexistente industria del rock en Colombia así como
la ausencia absoluta de un impulso necesario para dar alguna medida
de continuidad al boom comercial de años pasados.
Surgen así, iniciativas
radiales para nuevos públicos. Radio 15 se convierte en Radio
Visión. Manolo Bellón, quien siendo un adolescente
había llamado a la emisora para corregir la mala pronunciación
de un tema anunciado por Restrepo Caro, se constituiría en
el arquetipo del Dj del momento. Todelar responde con Radio Tequendama,
dirigida por Gonzalo Ayala, un proyecto algo menos elitista en donde
se combinan los últimos éxitos del pop mundial con
la balada local y extranjera. De otro lado viene Radio Fantasía
en los 1550 de AM, al principio bajo la batuta de Álvaro
Monroy Guzmán, veterano símbolo de la radio y la televisión
en el país y luego en manos de Cenpro, de la Fundación
Social.. Son muchos quienes aprendieron a oír rock con Radio
Fantasía, emisora en donde se combinaban anécdotas
pregrabadas en relación con la música, y las mejores
canciones de la época, por lo general bajo el patrocinio
de Disco Club... Todas las ondas en música. HJCK, emisora
clásica por excelencia también abriría algunos
espacios para la transmisión del rock progresivo del momento.
Cada una sintonizada por
un segmento distinto de la población joven. Cada una excluyente
e incluyente a su manera. Casi al final de los setenta, aparece
HJJZ, última sucesora de la saga Radio Quince-Radio Visión
con el slogan: “H doble J Z... Sobradísima” que
terminaría por convertirse en “La emisora “Menuda”
de Colombia”, en alusión, claro está al grupo
Menudo. Es de mencionarse también el aporte de la cadena
radial de la familia Sánchez Cristo: Emisoras Eldorado en
donde empezaría la carrera de Julio y Jaime Sánchez
hoy verdaderas y controvertidas estrellas de los medios criollos.
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*Andrés
Ospina es codirector y cofundador de La Silla Eléctrica.
La cerveza, The Beatles, la radio y Bogotá se encuentran
entre sus mayores intereses. |